La policía metropolitana de Londres está envuelta en un nuevo escándalo. Scotland Yard espió a la familia de Stephen Lawrence, un joven negro asesinado en un ataque racista en 1993. Peter Francis, un agente encubierto, que se hizo pasar por militante antiracista, ha revelado como recibió la orden de sus superiores, de buscar “trapos sucios” en la familia de la víctima, para desacreditarla. De esa forma se pretendía torpedear la campaña que había emprendido para llevar a los asesinos de su hijo ante la justicia.

Un amigo de Lawrence, que presenció el mortal apuñalamiento, y otras personas que colaboraron en la campaña también fueron espiados, según revela el diario 'The Guardian'. La dirección de Scotland Yard se niega a confirmar la información. El primer ministro, David Cameron, ha pedido una investigación inmediata. Para Doreen Lawrence, la madre de la víctima, “nada puede justificar”, este nuevo ultraje.

Francis, que trabajó durante cuatro años como agente infiltrado en grupos de militancia y protesta, señala que soportó “una presión enorme y constante”, para dar con cualquier hecho que pudiera emplearse para desprestigiar a los padres y los simpatizantes del joven asesinado.

“Querían parar la campaña”. El objetivo era lograr que la opinión pública y la prensa “no tuviera excesiva simpatía” por la movilización, afirma en el programa de televisión 'Dispatches' en Channel 4. El exagente también acusa a sus superiores de haber ocultado las actividades de espionaje a sir William Macpherson, el presidente de la investigación pública, que examinó el comportamiento de la policía en el notorio caso. Ese informe desveló el “racismo institucional” de la policía británica.

Los cinco agresores, todos ellos de raza blanca, que apuñalaron al joven sin que mediara provocación alguna, cuando estaba con un amigo en la parada del autobús en el sur de Londres, quedaron inicialmente en libertad por falta de unas pruebas que la policía no hizo gran cosa por encontrar. Fueron los padres de Lawrence, los que con una incansable campaña logaron reabrir el caso. Finalmente en enero del 2012, más de 18 años después del crimen, dos hombres fueron condenados por el asesinato.