La población civil de Alepo vive al límite la última ofensiva lanzada por la aviación del Ejército de Asad. Día tras día desde hace varios, las bombas van cobrándose vidas en un constante de goteo.

La última masacre provocada por los bombardeos de la aviación del régimen de Bashar Al Asad a un hospital ha causado la muerte a al menos 27 personas, entre ellas la del último pediatra que trabajaba en los barrios de la ciudad de Alepo bajo control insurgente, las de al menos dos enfermeras y además las de tres niños.

Uno de esos niños es el hermano pequeño del chico sirio cuya foto, en la que aparece llorando y velando el cuerpo de su familiar, ha dado la vuelta al mundo. Una historia dura y con mucho dolor, que por desgracia, en Siria, es de lo más común.

El chico sirio, cuyo nombre ni edad no se han llegado a revelar, perdió a su padre tres meses atrás en otro bombardeo contra civiles, y ahora ha sido el turno de su hermano menor.

"Era el amor de mi padre", lloraba el chico sin soltar el cuerpo inerte de su hermano. "Ojalá me hubieran matado a mí en vez de a ti", se lamentaba tras haber salido por su propio pie de entre las ruinas del hospital reducido a polvo, cemento y alambres.

El hospital de Al Quds, respaldado por Médicos sin Fronteras(MSF) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) era uno de los pocos que quedaban operativos en la zona.