Shimon Peres era el último de los padres fundadores de Israel que seguía vivo. Fallecido ayer a los 93 años en un hospital de Tel-Aviv tras sufrir un derrame cerebral hace unos días, Peres fue el presidente más anciano del país, el primero que ocupó los cargos de jefe del Gobierno y del Estado y ejerció dos veces de primer ministro sin haber ganado las elecciones.

La historia de Peres es la de Israel. Casi todos los momentos históricos y políticos importantes del país tienen relación directa o indirecta con él. Tenía admiradores y detractores, pero acabó gozando de un respeto general, a pesar de que los israelís bromeaban con que era «el eterno perdedor».

El rostro israelí más famoso, junto a Binyamin Netanyahu y la modelo Bar Refaeli, nació el 2 de agosto de 1923 en Wieszniev, Polonia (ahora Vishneva, Bielorrusia), con el nombre de Szymon Perski. Su padre, Yitzhak, era un pudiente comerciante de madera y su madre, Sara, bibliotecaria. Peres contaba que lo educó uno de sus abuelos, el rabino Zvi Meltzer, a quien los nazis quemaron vivo en la segunda guerra mundial.

Peres, sus padres y su hermano se salvaron porque años antes emigraron a la Palestina bajo mandato británico. Él tenía 11 años, hablaba hebreo, yiddish, ruso y polaco. De mayor aprendió inglés y francés.

La familia se instaló en 1934 en Tel-Aviv. Luego, él se trasladó a un kibutz y entró en la Hagana -embrión paramilitar del Ejército israelí-. Pariente de la actriz Lauren Bacall, Peres fundó en 1944 el kibutz Alumot, donde trabajó como agricultor y pastor. En 1945 se casó con la ucraniana Sonya Gelman, con quien tuvo tres hijos y que murió en el 2011.

Discípulo de Ben Gurion

Sus inicios en política se remontan a 1943, cuando lo eligieron secretario nacional del movimiento juvenil laborista-sionista como miembro del Mapai, formación de centroizquierda dominante.

En la guerra que siguió a la creación de Israel en 1948, el líder del Mapai y posterior fundador del Estado, David Ben-Gurion, su mentor político, nombró a Peres jefe de la Marina para comprar armas en el exterior. Después, lo designó director de la delegación de Defensa en EEUU, donde estudió economía y filosofía.

A su regreso a Israel, desde el Ministerio de Defensa aumentó la producción de armas e impulsó el programa nuclear. En 1956, jugó un papel central para coordinar con París y Londres la guerra del Sinaí.

Peres inició su andadura como diputado en la Kneset (Parlamento israelí) en 1959. En 1965 dejó el Mapai junto a Ben-Gurion para fundar el Rafi y luego el Partido Laborista. Ocupó la cartera de Información con Golda Meir como jefa de Gobierno, que sentía una profunda antipatía por Peres. Con la llegada al poder de Yitzhak Rabin en 1974, pasó a ministro de Defensa. Entre 1984 y 1986, sirvió dos mandatos como primer ministro en un Gobierno de unidad nacional, según un acuerdo de rotación con el líder del Likud Yitzhak Shamir.

Durante años, políticamente fue un halcón (no favorable a negociar la paz), gran impulsor de la construcción de colonias israelís en territorio palestino en los 70 y 80, y contrario a dialogar con la Organización para la Liberación de Palestina. No obstante, a finales de los 80, empezó a hablar de la «necesidad de llegar a un compromiso territorial».

En 1987, Peres, que se consideraba «un gran optimista», negoció en secreto con el rey Husein de Jordania. Poco después estalló la primera Intifada y quiso dialogar con la OLP. Con el regreso al poder de los laboristas en 1992, fue ministro de Exteriores y dirigió la negociación secreta con el líder palestino Yasir Arafat que llevó a la firma de los Acuerdos de Oslo entre Israel y la OLP, en 1993. El pacto valió a Peres, Arafat y Rabin el premio Nobel de la Paz de 1994.

Volvió a ser primer ministro tras el asesinato de Rabin, en noviembre de 1995. Eran muy cercanos, pero mantenían una fuerte rivalidad. En 1996 perdió las elecciones ante Netanyahu. Pero como ave fénix, lo nombraron ministro de Exteriores en el Gobierno de unidad de Sharon, en el 2001.

En el 2007, la Kneset lo designó presidente de Israel, cargo que ejerció siete años. En ese período dio la pátina de oro a la figura de hombre de Estado sabio y adalid de la paz que forjó en la esfera internacional y borró su etapa de halcón, su sambenito de perdedor y las críticas que lo acusaban de egoísta y arribista. H