No, no estamos ante una errata en el titular. Hablamos de ese pueblo tarraconense, a menos de 14 km de Teruel, que quiere ser aragonés porque la Generalitat les está discriminando por no cumplir en tiempo y forma los sagrados acuerdos aprobados por el Sancta Sanctorum del Parlament. No le dota de los servicios acordados (un volumen de plazas mayor para una residencia de ancianos) y les obliga a activar más parques eólicos en la zona sin evaluar la conveniencia. Ante semejante panorama, al alcalde de Batea, Joaquín Paladella, no le ha temblado el pulso, y cómo se siente más catalán que ninguno de los vecinos de su pueblo, pretende combatir a los malcriados del gobern con su propia medicina, referéndum en vena como presión. Y es que le ha dado por decir que va a consultar a sus conciudadanos, si se hacen aragoneses. Donde las dan, las toman, Puigdemont. Sienta usted cátedra, y con los de su propia tierra. No se esperaba este órdago a la catalana, ¿verdad? Estaría cómico asistir a esa paradoja del destino, ¿no creen? El President dando duro con su referéndum mientras municipios como Batea disconformes con el planteamiento soberanista del catalán, optan por esa misma política separatista a golpe de referéndum, aunque en este caso la vergüenza sería aún mayor, pues buscarían la independencia de Cataluña para anexionarse a Aragón. Un bochorno impensable. A ver si esto le ayuda a ser un poco más empático, Mr. Carles, y a entender la lógica del gobierno central y del maestre rajoniano. Batear a base de referéndum es un despropósito.

*Periodista y profesora de universidad