Se acaban de cumplir los primeros cien días del nuevo Gobierno de Aragón en medio de declaraciones tan triunfalistas como vacías del presidente Javier Lambán, más propias de un hincha recalentado que de un gobernante serio. Lambán, que alcanzó la presidencia con el peor resultado del PSOE en unas elecciones autonómicas aragonesas, gracias al apoyo de Podemos y de la CHA, mantiene a los socialistas anclados en la vieja política, sin la menor renovación en marcha, colocando en los cargos a las viejas caras de siempre, puro y rancio aparato del partido. Y en los nombramientos de segunda fila, donde sí ha habido alguna cara nueva, mejor hubiera sido no hacerlos, pues esos nuevos dirigentes socialistas han cometido más errores que aciertos.

Chunta Aragonesista se encuentra al borde del precipicio, aunque ha logrado mantener algunos escaños y entrar en el gobierno aragonés, donde regenta una consejería. Su gran dilema es qué hacer en las próximas elecciones: si continuar su andadura solitaria o incluir a algunos de sus dirigentes en las listas del PSOE, lo que pudiera suponer su desaparición a medio plazo.

Podemos, que está apagándose por momentos tras unos efímeros brillos, ha incumplido su principal promesa electoral, aquella que coreaba un eufórico Pablo Echenique cuando aseguraba que no pactaría con los partidos de la casta (PP y PSOE), y anda despistado, entre los cantos de sirena de sus menguados dirigentes y la marea de los indignados, que recelan cada vez más de las verdaderas intenciones de este nuevo partido.

Ciudadanos es en Aragón un partido invisible. Ni está ni, de momento, se espera. Su papel está siendo tan irrelevante que si se preguntara a los aragoneses creo que ni siquiera el 1% de los votantes supiera dar un nombre de un solo dirigente de este nuevo partido. El PAR anda sumido en un dilema; si seguir como tal, perdiendo un 10% de electorado en cada cita con las urnas, o integrarse en el PP, salva sea la parte que ha buscado acomodo en C's.

Por último, el PP camina a paso firme hacia el abismo que él mismo se ha labrado. La señora Luisa Fernanda Rudi, quizás la presidenta más incompetente de todas cuantas personas han ocupado ese cargo en la España autonómica, que ya es decir, ha huido despavorida a refugiarse en ese cómodo e inútil "cementerio de elefantes" que es el Senado, dejando a sus compañeros de partido más solos que la una. Y aún quedan casi cuatro años por delante. Desalentador.