Una ciudad que cuida sus espacios emblemáticos y sus monumentos es una ciudad mejor. Por eso aciertan el Ayuntamiento de Zaragoza y FCC al acordar un plan de limpieza dotado con 24.000 euros para actuar en 128 iconos de la ciudad degradados por las pintadas. Ahora bien, en paralelo al plan se debería perseguir estas prácticas con castigos enérgicos contra quienes afean el patrimonio de todos. El año pasado, 360 grafiteros multados optaron por realizar trabajos en beneficio de la comunidad en lugar de pagar la sanción. ¿No se habrá quedado obsoleta la ordenanza antivandalismo?