El caos sufrido por las urgencias hospitalarias en las últimas dos semanas es consecuencia de los años de recortes que ha sufrido la sanidad aragonesa. Desde luego es difícil prever que se pueda producir una avalancha de enfermos. Nadie le puede reprochar a Salud esta situación, pero sí se puede criticar que hayan tardado en tomar medidas para resolver el colapso sufrido, además de que ahora han trasladado el problema a las listas de espera.