Como Franco en Madrid quería entrar el coronel Gadafi en las ciudades que se le han rebelado. De hecho, todavía sus tropas, integradas también por mercenarios contratados a golpe de talonario, se concentran para atacar ciudades donde permanecen poblaciones civiles indefensas que cuando pueden, se lanzan a la calle para pedir democracia y el abandono del poder de quien ha convertido su país en un cortijo familiar. Si Gadafi se acuerda de Franco no es para tranquilizar a la ciudadanía sino más bien al contrario, para recordar todas las imágenes sobre la violencia cruel y sin límites de los conquistadores. El autodenominado "padre de la nación" masacra a su propio pueblo sin otro fin que permanecer en el poder, garantizarse el seguir disfrutando de su fortuna robada y perpetuar su estirpe con una pseudomonarquía republicana. Está por ver si eso que se llama Occidente interviene ahora por garantizarse el petróleo pero está visto que el que se ha beneficiado del expolio es Gadafi y su clan. Gadafi, además de hipocondriaco, es un dictador al que, en función de las reglas de la no injerencia y de la hipocresía de la diplomacia internacional se le ha permitido todo durante demasiado tiempo. Intervenir ahora, cuando la ciudadanía libia contagiada de los aires de cambio, lucha por su libertad, era imprescindible. ¿Qué hubieran dicho los pocos que ahora se oponen a la intervención ante los testimonios de nuevas masacres? La cuestión es marcar la diferencia aun a riesgo de caer en lo esperpéntico.

Profesor de Universidad