Un estudio confirma --agravándolo-- el diagnóstico del ministerio de José Ignacio Wert: uno de cada tres universitarios españoles no termina su carrera. Es un índice superior a la media europea y que revela una mala articulación del engarce entre la enseñanza media y la superior. Es lógico que un cierto porcentaje de alumnos corrijan la carrera que han elegido, pero uno de cada tres es una anomalía grave, que no puede justificarse por una falta de oferta de carreras, ya que este curso los títulos de grado son 2.637, un 10% más que hace tres años. La generalización del acceso a la universidad fue un logro de España, pero el país no puede permitirse malbaratar recursos en plazas universitarias que al dejarlas tendrán una baja amortización. El 75% de la matrícula --5.700 € por alumno-- en las universidades públicas lo paga la Administración. Sería peor meter más factores de discriminación, pero hay que mejorar la formación y la información para llegar a una carrera sabiendo qué habrá.