Hay veces en que los responsables de comunicación son más papistas que el Papa. Ayer, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, inauguró en Zaragoza un congreso educativo. Su intervención fue completa y acertada, como es habitual en uno de los integrantes del Ejecutivo más respetados. Pero a la salida, la consejera Eva Almunia hizo mención de frenarle para que atendiera a los medios. Pero la ayudante de Gabilondo, con discrección, agilizó su marcha.