Si las cifras de desempleados no terminan de caer, si las raciones del Banco de Alimentos crecen más que menguan, si no llegan a final de mes ni quienes trabajan, que alguien con mando en plaza te hablara del buen momento de la economía sería para mirarle fijamente. Por eso, a cuatro días de la campaña electoral, los mensajes se ajustan por si cuelan. "Lo primero fue salir de la recesión, lo segundo será salir de la crisis", asegura el ministro de Economía. Naturalmente se atribuye lo primero y casi considera una necesidad que continúe su Gobierno para lograr lo segundo. Esbozando una escalada de aciertos que, cómo no, peligrarían si otros delantales metieran mano en la cocina. Por el Reino Unido, también con urnas pendientes, sus semejantes conservadores a pesar de aportar un crecimiento de la economía del 10% en cinco años y de reducir el paro hasta el 5,6% no terminan de verlo claro. Por lo mismo, la gente ha notado los recortes sociales, el estancamiento de los salarios, el aumento de la desigualdad y que ellos no disfrutan de la recuperación... Si con esas cifras los tories tienen dudas --con el líder remangándose la camisa y postulando que su partido es el de los trabajadores-- qué no oiremos los próximos días. De momento, en el PP, ya meten a Ciudadanos como parte del Frente Popular para esta etapa electoral. Como si no supieran los apoyos empresariales, de familias de poderío de toda la vida o de militantes de otras bisagras venidas a menos que le dan vidilla y marcarán su rumbo.

*Periodista