La educación permanente, como consecuencia de la crisis que ha evidenciado la necesidad de preparación para disponer de más opciones de empleo, ha crecido en Aragón un 60% desde el 2011. Y lo que antes eran unos estudios a los que accedían mayoritariamente mujeres de más de 45 años en busca de actividades culturales, hoy se ha convertido en una demanda con el 25% de alumnos entre 18 y 35 años y con una oferta orientada a mejorar la inserción laboral. Una buena alternativa para quién en su momento abandonó los estudios por un salario, entonces atrayente y hoy escaso. .