Pues eso... ¿o qué? Treinta años de Estatuto de Aragón han dado de sí una autonomía de medio pelo, de segunda, una autonomía de inercia. Tal vez por eso, el mismo personaje (real) que durante la fase preautonómica saboteó conscientemente el proceso destinado a obtener un autogobierno de primera ha sido luego el político más influyente y longevo de esta bendita Comunidad, y hoy mismo es el que más ensalza el Estatuto... mientras pacta con quienes quieren recentralizar el país. Significativo. Como lo fue el que ayer mismo, reunidas solemnemente en San Juan de la Peña, las Cortes aragonesas conmemorasen los citados treinta años con un homenaje... a los reyes (privativos, se entiende) de Aragón. Seguimos siendo más oficialistas que un gobernador civil y jefe provincial del Movimiento.

En treinta años esto ha mejorado mucho, como es natural. Toda España ha ido a mejor a pesar de los pesares (en todo caso, habrá que impedir que nos lleven de nuevo al oscuro pasado como pretenden). La Tierra Noble ha desarrollado su autonomía de manera rutinaria, por mera gravedad. Fueron cayendo poco a poco las competencias (negociadas a la buena de Dios) y poco a poco fue creciendo el alcance del autogobierno o más bien de la autoadministración. Algunos servicios públicos esenciales experimentaron desarrollos muy importantes. Se expandieron las infraestructuras. Pero lo que jamás se logró fue fijar unos objetivos adecuados, razonables y precisos. Por eso hoy, tres decenios después, Aragón sigue sin saber dónde va y afronta de Norte a Sur, del Pirineo sin nieve al Teruel sin minas de carbón, un futuro incierto.

La autonomía está bien, los servicios están (o estaban) bien, las infraestructuras son muy útiles. Solo queda saber para qué y cómo utilizarlos. Bueno... ahora también será preciso defenderlos, si no queremos regresar a la mugre, la burricie y los gobernadores civiles. De momento, los enseñantes han convocado este domingo una marcha por Zaragoza y los médicos preparan una huelga de dos semanas. Los Reyes no tocan hasta el 6 de enero.