Miles de personas participaron en Aragón el pasado miércoles en las manifestaciones convocadas por CCOO y UGT y apoyadas por numerosas asociaciones. La gente va siendo consciente de lo que se nos viene encima tanto en el plano laboral como en el social y está empezando a reaccionar dispuesta a pelear para evitarlo. Podríamos decir que la oposición a la política de ajustes de Rajoy progresa adecuadamente.

Quizás llevados por el éxito de las dos primeras movilizaciones hay sectores que reclaman la convocatoria ya de una Huelga General pero, ¿es el momento de dar ese paso? La HG no es un fin en sí mismo, sino un instrumento más de movilización de los trabajadores que tiene su utilidad si se emplea con acierto, en los momentos oportunos.

En mi opinión el Gobierno tenía claro que iba a haber una respuesta sindical y está preparado para aguantarla, al menos durante un tiempo, incluida la convocatoria de una HG. Lo que no está tan claro es su capacidad para aguantar una movilización sostenida a la que se vayan sumando otros sectores sociales, como los estudiantes, hartos de sufrir recortes e incentivados por la política de ordeno y mando, represiva, que preside buena parte de las iniciativas populares. Ese es el reto, ser capaces de mantener una presión sobre el Gobierno que le obligue a modificar su política de recortes y en esta estrategia es fundamental seguir con la labor pedagógica (explicar que otra política es posible, que hay alternativas) y continuar consolidando las alianzas con el tejido social, sembrando el territorio aragonés de plataformas unitarias contra la reforma y en defensa del Estado del Bienestar. La HG es otro factor más a tener en cuenta, probablemente no el más importante.