La Universidad de Zaragoza rechaza sin paliativos la nueva reforma académica del ministro Wert que rebaja de cuatro a tres años la duración de determinados grados con el argumento de que supondrá un ahorro para las familias. Cuando la adaptación del Plan Bolonia todavía está reciente, poner patas arriba el mapa de titulaciones no parece razonable. Como tampoco lo es legislar dando la espalda a la comunidad educativa. Como con la LOMCE, Wert debería plantearse un periodo de adaptación que evite el previsible caos por improvisación.