"Los mercados atacan a España", "La deuda española se ha disparado de 300 a 433 puntos básicos ante la pasividad del BCE, que exige más medidas a España", "Los Presupuestos Generales del Estado aprobaron el 3 de abril un tijeretazo de 27.300 millones de euros, pero el lunes 9 el Gobierno anunció nuevos ajustes de 10.000 millones más en Educación y Sanidad. Y tampoco eso calmó a los mercados", "Los inversores ven que las medidas para reducir el déficit frenan el crecimiento económico", etc.

Parece claro que se trata de un buen hachazo al Estado de bienestar. Y, sin embargo, para los insaciables mercados no es suficiente. Bruselas tampoco está satisfecha. Más aún, no se cree que estas intenciones del presupuesto se vayan a cumplir. Porque con estas medidas el crecimiento económico se aleja y sin crecimiento no hay economía real. También dice Bruselas que "para volver al crecimiento es más importante la calidad que la cantidad del gasto".

José Antonio Griñán, Presidente de Andalucía, dice que en los PGE hay una suma de subvenciones de 38.000 millones. Algo se podrá rascar de allí. Gestha, el sindicato de los inspectores de Hacienda, está constantemente haciendo propuestas alternativas en los medios de comunicación. Sólo me fijaré en algunas, que en síntesis son las siguientes:

1. La implantación de la denominada "Tasa Tobin" (tasa a las transacciones financieras) supondría 4.000 millones. 2. El Impuesto de Sociedades podría recaudar 10.500 millones. 3. Si la Iglesia católica abonara el IBI, los ingresos serían de 1.200 millones. 4. El Impuesto de Sucesiones y Donaciones supondría una recaudación adicional de 17.000 millones. 5. Volver al 1%, en el Impuesto de Patrimonio, supondría 3.500 millones. Lo que haría un total de 36.200 millones. Aún más, se calcula en 30.000 millones el fraude fiscal en España.

"Esperanza Aguirre revoluciona el PP al plantear el vaciado del Estado autonómico" La frase exacta es la siguiente: "Si España lo necesita, las grandes competencias, desde luego la sanidad, educación y justicia, deberían volver al Estado, y los transportes y servicios sociales a los Ayuntamientos". Calculó un ahorro de 48.000 millones de euros.

Esperanza Aguirre siempre me ha parecido de las personas más listas del PP. Y, además, se le entiende todo. Cosa que es de agradecer en un político. A mí, como hijo de la Ilustración y con tendencia jacobina, me encanta el Estado (democrático). Cuanto más fuerte mejor. Un Estado democrático y potente es la mejor garantía de justicia e igualdad para todos los ciudadanos. Por lo tanto, estas declaraciones de E. Aguirre me caen bien. ¡Qué le vamos a hacer! Soy consciente de que ese posicionamiento mío sorprenderá a unos y escandalizará a otros, pero uno se va cansando de la uniformidad, la obviedad y la formalidad.

Está claro que pasamos a otra dimensión que afecta nada menos que a la estructura del Estado autonómico español. De un Estado centralista pasamos a un Estado autonómico. Durante la elaboración de la CE solo exigían autonomía Euskadi y Cataluña. Las demás regiones se pusieron en fila y hasta se estableció una especie de carrera a ver quién llegaba más lejos. Cataluña dice que se creó el Estado autonómico para frenar a Euskadi y a la propia Cataluña. No me extrañaría. Siempre he pensado que España hubiera funcionado mejor y más barata con una descentralización administrativa inteligente y profunda a todas las regiones, menos a las dos citadas, que se hubieran conformado con una autonomía menor que la actual pero sin que la tuvieran los demás. Y si, además, hubiera desaparecido el concierto económico vasco y navarro, los españoles seríamos más iguales en derechos y en deberes de lo que somos ahora y, sobre todo, de lo que podemos llegar a ser cuando el Estado de bienestar quede hecho unos zorros.

Aparecieron 17 autonomías o "miniestados", con sus 17 parlamentos y sus 17 ejecutivos y las parafernalias correspondientes, que a veces superaban a las ministeriales. A mí, la verdad, siempre me ha dado un poco de risa esto de las autonomías. Sobre todo cuando Aragón pasó a ser nacionalidad y casi nadie se enteró. Parece ser que en el Parlamento español se despistaron y se les coló. En la práctica, no sirvió de nada salvo para que algunos se llenaran la boca de liturgia identitaria. En Aragón, región que daba la media en todo, cruce de caminos y resultado de su mera situación geográfica, hasta aparecieron nacionalismos. Y hasta tenemos Ley de Lenguas. ¡En fin!

Profesor de Filosofía