Multipliquen su sueldo de hace un par de años por cuatro. ¿Verdad que cunde? El salto es espectacular, los sueños que se pueden alimentar. Pues lo mismo ha hecho el consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, con las listas de espera que debía gestionar, dejar que crezcan un 400%. La barbaridad es igual en ambos casos. ¿Acaso se ha reducido en la misma proporción el presupuesto de la DGA? ¿La cruz verde del Salud ha dejado de ondear en hospitales y ambulatorios? No y no. Solo cabe pensar que a los aragoneses, con esto de la crisis, nos ha dado por tirarnos al monte, que aún es gratis, y en plena fiebre del barranquismo nos dejamos rodillas y caderas por las gargantas de Guara o que, en Ordesa, la admiración de la cola de caballo en lugar de salpicarte de frescor te contagia de cataratas. Cabe también que el desahucio del apartamento de Salou y el abandono de sus terapéuticos paseos por la arena hayan disparado las varices. Así no hay quien gestione los quirófanos. Con lo que le hubiera gustado al hombre hacer más con menos, demostrar el derroche de la rosa que se marchita, enseñarnos el sentido de la palabra eficiencia como prometía la gaviota que lo eligió y lo mantiene. Qué sofocón debe llevar sufriendo por los pacientes que no caben en la agenda pública. Y encima la sanidad privada ha crecido un 3,2% en primas y un 2,4% en clientes en el último trimestre. Pero eso es por el bombardeo publicitario en las teles, no por otra cosa, a ver si aquí además de ponernos malos nos volvemos mal pensados. Periodista