La ministra de Agricultura y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, no estuvo muy afortunada en su visita esta semana a Zaragoza con ocasión de la devastadora riada, sobre todo por vincular de alguna manera estas catástrofes periódicas con la posibilidad de trasvases. Como si el trasvase fuera una garantía para evitarlas. En Levante, el presidente valenciano, Alberto Fabra, debió de sentirse legitimado con esos comentarios para incidir en los mismos. Ahora, la ministra retrocede y aclara que un trasvase no es la solución. Bien está que rectifique y que con sus comentarios no excite reclamaciones dolorosas del pasado, pero da la impresión de que las hace con toda la intención. La ribera inundada espera la inmediata visita del presidente Mariano Rajoy y convenía desactivar los recelos que dejó la ministra.