El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, ha encendido otro fuego cuando tiene abiertos demasiados. Ahora ha suspendido la licitación de las obras de reforma de los viejos juzgados de la plaza del Pilar, que corresponde a la DGA, hasta que firme con el Gobierno regional el convenio pactado para ceder el uso de parte del edificio al consistorio. ¿Presión? ¿Chantaje? ¿Oportunismo? Está todo inventado en política y la clave vuelve a ser económica. Igual que sigue la DGA sin pagar el tranvía, el ayuntamiento teme que tampoco haya cesión. Una vez más, pierden los zaragozanos.