Escribía Monedero hace unos meses (eldiario.es) sobre la ética del nuevo paradigma: decía que cuando los de Podemos hablan de casta se refieren a ese sector privilegiado que también obtiene beneficios económicos del sistema, y arremetía contra la casta científica que "actúa desde su falacia de autoridad". El discurso es magnífico pero le ha dado en toda la cara cuando se ha empezado a medir el nivel de pureza de los intocables y se ha descubierto que incumplió los preceptos de la dedicación exclusiva; que creó una sociedad unipersonal para pagar menos impuestos y que lo hizo cuatro años después de facturar un trabajo de medio millón. Ah, y que pidió permiso después de cobrar y sin presentar facturas ni justificantes. No dudo de que Monedero habrá estado bien asesorado por quienes redactan las trampas antes de que se sancionen las leyes. No hay más que mirar su currículo para ver que lleva muchos años trabajando para terceros sin que a nadie de su universidad le incomodara. Más que el dinero, a Monedero le pierde la vanidad, ese afán por hinchar su currículo académico y profesional como asesor. O le encantaba, porque sus antiguos correligionarios en Venezuela le apodan el Poncio Pilatos por renegar ahora de lo que durante muchos años fue una extraordinaria fuente de ingresos y de prestigio bolivariano, como el Centro Internacional Miranda donde ha estado formando a los cuadros principales del chavismo como responsable del Programa de Formación Sociopolítica. Periodista