El anuncio de la ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, sobre la recuperación del cuartel Sancho Ramírez de Huesca como cuartel general de la División Castillejos es una muy buena noticia para la ciudad, que temió durante demasiado tiempo la pérdida de la instalación y sus consecuencias socioeconómicas. Pero sorprende y crea dudas sobre la planificación que el ministerio de un mismo Gobierno pase de un cierre inexcusable a su posterior reapertura.