En estos turbulentos días, los dos principales protagonistas de la política aragonesa (con permiso de Echenique), Rudi y Lambán, han intercambiado puyas y peinetas retóricas de calibre colegial: inútil, vaga, hooligan, que me insultas, que quien insultas eres tú... Curioso. Por su parte, el socialista también ha ido por ahí ejerciendo de barón, al alimón con su colega manchego. Pero como no se le entendía muy bien qué quería decir cuando hablaba ante los medios, los analistas pasaron a debatir si tal nebulosa conceptual era consecuencia de un intencionado gongorismo (con perdón) o de la incapacidad de nuestro Javier para hilar sujeto, verbo y predicado sin perderse por la jungla de las subordinadas.

Total, que en la Tierra Noble PSOE y PP han roto relaciones. Por nada. Sin sustancia alguna. La tormenta en el vaso de agua del Ebro habrá pasado desapercibida para el grueso de la hastiada opinión pública, que prefiere enhebrar la caña del mediodía o el cafelito de la tarde polemizando sobre coches, bicis y tranvías o sobre lo que le espera al (triste) Zaragoza esta temporada. Que no son tampoco temas apasionantes, pero le ponen al personal bastante más que los tuits del compañero Lambán y las ruedas de prensa de doña Rudi, cuya conexión con el Aragón real suele ser mera y rara coincidencia.

Porque, en lo cotidiano, los dos partidos pueden coincidir y coinciden. Uno y otro aplaudieron con entusiasmo la firma de un nuevo contrato de Motorland con Dorna para seguir celebrando en Alcañiz el GP de Motociclismo durante cinco años más. Treinta y ocho millones del contribuyente costará la broma sólo en derechos, más otra millonada en seguros, publicidad, logística, asistencia y lo que sea. En 2020 la susodicha Ciudad del Motor le habrá succionado al erario aragonés más de doscientos millones sin otro retorno que algún fin de semana de lleno en la hostelería y la vaga sensación de que así el Bajo Aragón está en el mapa. Es una relación coste-beneficio absolutamente demencial. Pero socialistas y conservadores se hermanan en la jugada. Y así pasan los días.