De los autores de Las dos líneas de investigación siguen abiertas y La tregua trampa de ETA, llega ahora ¡Venezuela y la seguridad nacional!. En efecto, el Gobierno del PP no ha dudado en recurrir a los clásicos para rebañar votos y, de paso, situar a sus adversarios políticos --a Podemos, en este caso-- en el territorio de los enemigos de España. Fue una estrategia que ya intentaron los populares cuando presentaron al presidente socialista Rodríguez Zapatero poco menos que como un aliado de ETA. Recuérdese la terrible frase de Rajoy en la tribuna del Congreso: "Usted traiciona a los muertos y ha revigorizado a una ETA moribunda". Al incluir ahora en el orden del día de la próxima reunión del Consejo de Seguridad Nacional un punto sobre la situación en Venezuela, donde residen 200.000 españoles, el Gobierno pretende poner en el centro del debate político la aguda crisis del régimen chavista. Que la convocatoria se produzca el mismo día que regresa del país sudamericano el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, es la demostración de que ha pesado más el oportunismo político que la preocupación sincera por los españoles residentes allí. Pero hay más. La estrategia diseñada por Rajoy pasa por polarizar la pugna entre el PP y Podemos y ningunear a socialistas y a Rivera. Y qué mejor tema para intercambiar golpes con Pablo Iglesias que la decisión del presidente Maduro, supuesto mentor del partido morado, de declarar el estado de excepción. Rajoy levanta así la bandera, rentable, contra el enemigo exterior; impide que Rivera se presente como el paladín de las libertades en Venezuela, y acentúa las contradicciones de Podemos. La pequeña pega es que lo hace forzando la política exterior de España. Periodista