La ventana abierta por las redes sociales resulta de dimensiones prácticamente inabarcables por las expectativas de todo tipo que genera. Entre ellas está la de una novedosa estrategia publicitaria digital para captar nuevos públicos y audiencias que ya han abandonado canales tradicionales como la televisión, la radio o la prensa escrita. Este fenómeno publicitario se consolida a partir de los nuevos prescriptores, los llamados influencers, que han surgido en Youtube o Instagram. El problema llega cuando se hace de forma encubierta. En España, mientras, la ley también prohíbe la publicidad encubierta y la Administración, a través de la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia, se ha centrado en las irregularidades del medio televisivo. Cabe esperar que no descuide, en la medida de lo posible, el vasto mundo de las redes para que impere la transparencia. En ese sentido, es positivo que la patronal de la publicidad digital elabore un código de buenas prácticas. Y que no se quede en el limbo.