Luce en todo su esplendor. La restauración ha finalizado con una presentación real, como corresponde en los grandes acontecimientos. Los ciudadanos se van a encontrar en la Basílica del Pilar con un espacio pictórico que antes pasaba inadvertido para muchos. Ahora con la nueva iluminación será posible visualizar la magnitud de la obra. Goya pinta esta cúpula y sus pechinas al fresco, una técnica que requiere de una gran maestría. Con 34 años es capaz de resolver paños, texturas y composición con una soltura de trazo propia de un genio. La restauración ha servido, también, para ver la pintura muy de cerca. Lo que desde abajo es una tiara de brocado, arriba son cuatro trazos ocres de una eficacia extraordinaria. Los que hemos tenido el privilegio de verlo ha sido un espectáculo y una emoción difícil de superar. Fue una verdadera lástima que Goya no llegara a pintar la otra cúpula prevista. Las grandes oportunidades que se pueden dar a los pintores hacen de ellos o fracasados o genios. De cualquier manera es importante darlas para que crezca el que pueda. Aunque hoy solo nos queda felicitar a Goya porque además cumpliría años. Una bonita celebración.

Pintora y profesora de C.F.