Una vez celebrada la reunión entre el director general del AVE, Abelardo Carrillo, y el consejero de Transportes del Gobierno de Aragón, Alfonso Vicente, no se sabe si es más preocupante lo que dijo el de Madrid o lo que aseveró el de Zaragoza. Resulta que el primero reconoció, a pesar de decir que no era así, que se discrimina a los aragoneses porque se reservan plazas de tren solo entre Madrid y Barcelona e insistió en que no habrá bonos más baratos ni de Zaragoza a Calatayud ni a Huesca ni a ningún lado. Junto a él, el consejero insistió en que "ningún ciudadano aragonés está discriminado" respecto a las tarifas y servicios del AVE. O sea, que los consumidores aragoneses se quejan por quejar y que desde Aragón --y ayer mismo PSOE y PAR ya lo rechazaron en las Cortes-- no se van a exigir abonos para el AVE, al contrario de lo que hicieron los parlamentarios catalanes, incluidos los socialistas. Entonces, ¿para qué se reunieron Carrillo y Vicente si todo va tan bien? En Aragón falta nervio y en Madrid sobra altanería.