La candidata socialista al Gobierno de Aragón, Eva Almunia, ha alcanzado el ecuador de su campaña electoral con buen ánimo y mejoradas sensaciones.

Desde la última semana, precisamente a raíz de la retirada de Zapatero, se la ve, paradójicamente, más firme, como si, en lugar de acusar el golpe de la incertidumbre sucesoria en el seno de su partido, se hubiese crecido frente a esa relativa adversidad. Sabe la candidata, en cualquier caso, que, estando Marcelino Iglesias en Madrid, y sea finalmente Pérez Rubalcaba o Chacón quien aspire a la presidencia del ejecutivo español, como presidenta de Aragón tendría línea directa con Moncloa.

La imagen de Eva Almunia, amable y próxima, con guiños a la modernidad en su oratoria y estilo, es exactamente la opuesta a la de Luisa Fernanda Rudi.

A la probada prepotencia y conspicuo autoritarismo de ésta, Eva opone su cercanía y su filosofía pactista. A las amenazas de externalizar y subastar los servicios públicos de cultura, comunicación, medio ambiente, promoción turística, impulso empresarial, imagen de la Comunidad Autónoma y el largo etcétera de privatizaciones que el PP--Aragón se propone llevar a cabo, el PSOE de Almunia se compromete a fondo con el Estado del Bienestar, negándose a dar pasos atrás en las conquistas sociales.

Almunia ha encontrado una buena pareja electoral en Juan Alberto Belloch, el alcalde de la Expo, de la internacionalización de la ciudad y de la consolidación de Zaragoza como capital del valle del Ebro.

Ese tándem, el de Almunia--Belloch, con su mezcla de bagaje y compromiso, de gestiones y promesas, ha conseguido suplir con creces la escasa ayuda del compañero Lambán, desaparecido en combate, o en campaña, y prácticamente anular al candidato conservador a la Alcaldía de Zaragoza, Eloy Suárez, cuyos flashes electorales, claramente, como los de Rudi, involutivos, no ha aportado una sola inversión a la ciudad, y mucho me temo, esté encubriendo recortes asistenciales, laborales y salariales.

Almunia afronta el último tramo de la campaña con la confianza de representar al Aragón más progresista y abierto, el que no se deja llevar ni influir por radicalismos ni sectarismos de uno u otro signo. El que planifica, gestiona y obtiene resultados tangibles.