Si el año pasado se batieron los récords turísticos de Aragón, en número de visitantes, pernoctaciones y gasto medio, el 2018 lleva camino de pulverizar todos los registros. Las vacaciones de Semana Santa han acabado en la comunidad con unos datos espléndidos, gracias al atractivo de los deportes de montaña, el esquí, el turismo religioso y el gastronómico. Las previsiones de mal tiempo y lo adelantado del ciclo vacacional no han disuadido a los visitantes, y el objetivo del sector ya no solo pasa por consolidar los casi ocho millones de pernoctaciones del 2017, sino superarlos.