Contra lo peor del género humano que apareció el jueves en Barcelona y en Cambrils, ayer salió a la calle lo mejor. Desde los vecinos afectados por los ataques hasta los miles de manifestantes que llenaron las calles, en la misma Barcelona, en Zaragoza, en toda España y en muchos países. Sin miedo, sin dar a los terroristas lo que pretenden con una matanza como la de esa furgoneta que recorrió 500 metros haciendo el máximo daño posible. La ciudadanía les volvió a dar ayer una lección: de contención, de serenidad, de rotundidad, de unidad y de tolerancia, a pesar de la inmensa rabia por las 14 muertes, que aún podrían elevarse, y por las decenas de heridos.

LAS FUERZAS POLICIALES siguieron también sin miedo investigando la autoría. Todo apunta a una célula de una decena de activistas que llevaba tiempo preparándose en la casa de Alcanar. La explosión provocada por la manipulación de explosivos en la madrugada del jueves les llevó a una actuación a la desesperada, primero en Barcelona y ya en la madrugada del viernes en Cambrils. Sin explosivos y sin armas, atentaron con lo que pudieron, donde pudieron, haciendo el máximo daño posible con los pocos elementos que tenían: las furgonetas y diversos objetos punzantes. La profesionalidad de un mosso permitió abatirles cuando intentaban otro atropello en la localidad tarraconense, aunque aún tuvieron tiempo de arremeter contra una familia zaragozana y causar la muerte de una mujer de 67 años y dejar heridos muy graves a su marido y su hermana. Las policías actuaron una vez más coordinadamente.

LAS FUERZAS POLíTICAS estuvieron también a la altura de las circunstancias. Dos imágenes son especialmente significativas. La primera, la de Felipe VI, Rajoy, Puigdemont y Colau compartiendo el minuto de silencio con la ciudadanía. Y junto a ellos todo el resto de partidos, los de los gobiernos y los de la oposición. La segunda, la del presidente del Gobierno dirigiendo junto al presidente catalán el gabinete de crisis. Cooperación, colaboración, lealtad... a la altura de los ciudadanos.

LAS FUERZAS SOCIALES supieron evitar las divisiones estériles. Frente a una agresión como la del jueves, todo el mundo, excepto algunos exaltados, tiene claro a quién tiene enfrente y a quién al lado. La unidad no debe significar en ningún caso renunciar a la pluralidad, y eso sirve para elegir las banderas que uno luce para expresar su luto, en quién confía el gobierno o cómo selecciona las imágenes para explicar la tragedia. Frente a la barbarie hay que actuar desde la humildad, sabiendo que alguien puede equivocarse en una declaración, en un comentario o disentir. Pero la respuesta a la discrepancia nunca puede significar la destrucción del otro, ni su eliminación, ni el fomento del odio o el menosprecio. Nada satisface más a los ideólogos del terrorismo que dejar de ser el centro de las críticas para pasar a serlo de los debates a favor de ciertas operaciones de márketing.