En el periodismo deportivo se tiende a poner sobrenombres con facilidad (BBC, Hispanos, Guerreras, La Roja, ÑBA...), en ocasiones con la íntima intención del redactor o director de turno de pasar a la historia como el autor de un titular, apodo o apelativo realmente original, como muchos lo hicieron antes con Red Army, Busby Babes, Saeta Rubia, Gre-No-Li, Naranja mecánica, Quinta del Buitre, Dream Team y tantos otros.

Cuenta Rafa Rojas en el libro Magníficos. La Edad de Oro del Real Zaragoza cómo el cronista de Amanecer Juan José Navarro fue el primero en renombrar al quinteto formado por Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra. A los pocos días Ulpiano Vigil-Escalera bendijo la expresión replicándola en El Noticiero y... hasta hoy. Tras el mítico gol de Nayim, muchos trataron de adjudicarse un nuevo bautizo, pero ninguna propuesta cuajó (Héroes de París, Príncipes de París, Ternasco mecánico...). El Zaragoza de la Recopa se quedó sin un epíteto aceptado por todos.

La cuestión es si no estará pasando algo similar en la política, campo donde tampoco faltan ejemplos con solera (el Parlamento francés constituido en 1919 contaba con tantos excombatientes de la Gran Guerra en sus escaños que se le conoció como Cámara azul horizonte, por el color de los uniformes de los soldados), pero donde últimamente abundan los intentos por repartir calificativos ante la irrupción de nuevos rotros y partidos. Y no solo en la prensa.

Unos lo hacen con sutileza, como el periodista Eduardo San Martín, que habla de "regeneracionismo tranquilo" para referirse a Ciudadanos, y de "regeneracionismo indignado" para describir a Podemos; y otros no tanto: Carlos Floriano llamó "telepredicador bolivariano" a Pablo Iglesias. Parece que coletas, populista u oportunista no son suficientes. Lo peor es cuando este último entra en el juego y le pregunta al periodista Eduardo Inda si es cierto que le apodan Pantunflo, algo impropio de quien aspira a presidir un Gobierno; aunque bien mirado, quizá sea todo lo contrario, ya que una vez en el cargo por lo visto se tiene licencia para, en pleno Congreso, llamar "patético" al jefe de la oposición. Ya vale todo. Periodista