Nunca ayuda, en cualquier ámbito de la vida, una exposición excesiva al foco. En el caso de los porteros, donde la lupa de sus errores más que la de sus aciertos se hace muy intensa, aún menos. Alcolea cumplió ayer ante el Sporting su sexto partido seguido de titular y lo hizo tras una semana en la que ya vio trabajar a su lado a Bono y en la que pasó de oír que era para Popovic el número 1 de su portería a no sentirse ratificado por el técnico en la previa del partido, aunque finalmente conservó su puesto.

Alcolea falló en el gol, un despeje que deja a pies de Isma López, como una semana antes había errado en el córner que supuso el tanto del Tenerife. También en otros partidos, como ante el Racing, el Alcorcón y, sobre todo, con una gran parada frente al Lugo, fue importante su aportación. El meta zaragozano ha ganado en confianza y seguridad y no cabe señalarle bajo ningún concepto en el mal momento global del equipo pero sus dos últimos errores no le dejan en buen lugar en una portería que ya ha visto pasar a tres metas en este curso, Whalley, Bono y Alcolea, y que ha sido demasiado centro de debate, a veces alimentado desde el club y también desde el banquillo.

No quiso confirmar Popovic si habrá relevo de nuevo bajo palos en el Villamarín, pero se le intuyó que sí, que Bono regresará ante el Betis tras superar su lesión en el cuádriceps. Se asume en el club, y también lo hace el propio entrenador, que en el marroquí habita el portero con más cuajo, con más poso, de los tres y, de hecho, con él se vivió la mejor racha de imbatibilidad del curso, cinco partidos seguidos, aunque no es menos cierto que con una mejoría notable en esos momentos en las prestaciones defensivas. Alcolea ha cumplido en los seis partidos y medio que ha jugado (8 goles), pero todo apunta a que el carrusel de relevos bajo el arco va a seguir.