El Real Zaragoza llegó al descanso en el Martínez Valero de Elche con un contundente 0-3 en el marcador tras una primera parte redonda de un equipo que olvidó sus penas y miserias, que eran muchas con Raúl Agné, para mostrar una imagen muy mejorada en el estreno de César Láinez, que no pudo debutar con mejor pie. El Zaragoza, más ordenado, con más intensidad, mejor con el balón y más eficaz, soltó 45 minutos excelentes en los que superó al Elche con claridad, con dos goles de Ángel y otro de Pombo, en su retorno, para que en la segunda mitad pasaran factura física los esfuerzos y adoptara su versión más defensiva.

Esa segunda parte, donde el Elche disfrutó de varias ocasiones y donde el Zaragoza no aprovechó los espacios que dejaba el rival con su apuesta a la desesperada, no debe tapar ni un ápice la merecida victoria zaragocista y la impecable primera mitad que firmó. La mejor de la temporada. De largo, además. Y fuera de casa, donde tan malas tardes dejó. Lo hizo cuando el descenso a Segunda B más atenazaba, con una dinámica terrible en resultados que se frenó para que el Zaragoza respire mejor con cinco puntos de renta ahora sobre la catástrofe que implica la Segunda B.

Fue, queda claro, un cambio radical, de imagen, de intensidad y de conceptos. Láinez movió fichas, agitó el equipo con la entrada de Ratón en la portería, de Issac en el lateral, de Edu Bedia en el medio y de Pombo en el carril, mientras que Cabrera, más enérgico que José Enrique, pasó a la banda y el lateral valenciano al eje. Todos los cambios, en mayor o menor medida, le sentaron bien a un Zaragoza que, desde el primer instante, ofreció muchas mejores vibraciones.

Sujetado en un 4-1-4-1, con el equipo muy junto, con Zapater por delante de la defensa y con Edu Bedia y Javi Ros un paso por delante del ejeano, el Zaragoza, más escalonado y fluido, encontraba bien los espacios y se asociaba con naturalidad. Nada que ver con el pasado, donde el balonazo era el recurso. Creció con el balón y eso es un mérito que deja en un buen lugar a Láinez.

El Elche se agarró a Hervías y a sus llegadas por banda apoyado en Luis Gil para intentar generar peligro. Un recurso que le costó tapar a Cabrera, aunque con la ayuda de Pombo lo fue logrando para que el rival, en la primera parte, se quedara en un centro de Hervías que remató mal Nino a las manos de Ratón, de convincente regreso a la portería.

BUENOS MINUTOS / Isaac, en el ostracismo y algo más con Agné, fue el encargado de romper el partido con una jugada desde atrás y un buen pase a Ángel, que este mandó a la red a los 13 minutos. El gol terminó de asentar al Zaragoza. Y de qué manera...

Juan Carlos salvó un disparo envenenado de Javi Ros y también, minutos después, un mano a mano de Ángel tras gran pase de Edu Bedia. En esa jugada se vio el hambre del Zaragoza y de Pombo, su descaro, ya que siguió la jugada, pero el pase de Javi Ros lo mandó el canterano a las nubes con todo a favor.

Sin embargo, el fútbol fue justo con Pombo, que llenó su partido de regreso tras demasiado tiempo en el olvido de diagonales y de esfuerzo, en una aparición más que provechosa para el equipo. Tras un recorte a Luis Gil y a los 34 minutos envió un misil que dio en la espalda de Pelegrín y se alojó en la portería. Con el Elche tocado, la enésima recuperación del Zaragoza terminó a los pies de Javi Ros, que dibujó un pase fantástico a la espalda de los centrales para que Ángel alcanzara su récord anotador en Segunda con un sutil toque con la izquierda para hacer el 0-3.

Se la jugó tras el descanso Toril en el Elche con la entrada de Liberto y Guillermo para cerrar con defensa de tres y el Zaragoza apostó por la supervivencia porque su renta se lo permitía. Nino tuvo la primera, Borja Valle, más activo, mandó otra al palo y Nino, con todo a favor, falló la mejor ocasión a pase de Fabián.

El Zaragoza, sin el balón y sin gasolina, perdió a Lanzarote y Láinez pasó a jugar con cinco atrás, al dar entrada a Valentín en el eje para que Isaac primero, hasta que se retiró con molestias, y Edu García después ocuparan el carril diestro y Cabrera el zurdo. Se metió muy atrás el Zaragoza, al que le sobró partido, pero que logró mantener la puerta a cero con algo de fortuna: dos disparos de Guillermo, otra ocasión clara de Nino, un despeje de Ratón a tiro de Luis Pérez, una falta al palo del recién salido Pedro...

El Elche mereció acortar distancias al menos, pero hasta en eso fue radical el cambio con Láinez, ya que el Zaragoza en los últimos tiempos encajaba goles de todos los colores y formas. En Elche, no. En Elche, ganó para tomar aire y alejar fantasmas, nervios y dudas. El relevo de técnico le ha sentado muy bien.