Llevaba tiempo en la cabeza de Ranko Popovic la idea de juntar a los cuatro centrales en la zaga, con Vallejo y Cabrera ocupando unos laterales que han sido un dolor casi todo el curso cuando los han ocupado Fernández y Rico, ya que ambos han acumulado muchas más sombras que luces a lo largo de la Liga. Tras muchas lesiones y bajas, se decidió a llevar el plan a la práctica ante el líder, con Rubén aún justo tras su recuperación de regreso al once para formar pareja con Mario. No funcionó la apuesta ante un rival tan poderoso en ataque, con la mejor pareja de delanteros de la Liga, la que conforman Rubén Castro y Jorge Molina, y con una mañana en la que ninguno de los cuatro defensas estuvo a su nivel, en particular Cabrera, un desastre durante todo el partido.

Habrá que ver si a Popovic se le queda el cuerpo para repetir el plan y habló tras el encuentro de que los errores de los dos primeros goles, donde Jorge Molina, en el primero, y Rubén Castro, en el segundo, remataron sin oposición en el área pese a que había superioridad numérica de los defensas zaragocistas son subsanables con una mejor colocación y comunicación. Algo obvio. Le faltó decir también que con un mayor trabajo en esa faceta.

Es el sistema defensivo de este equipo el mayor jeroglífico de la temporada y probablemente la apuesta por los cuatro centrales, por los cuatro jugadores que mejor defienden, pueda ser la solución menos mala. Haría mal el técnico en desecharla y bien en trabajar más en ella, sobre todo para los partidos a domicilio.

Es verdad que Vallejo pierde prestaciones como lateral derecho, que se siente más cómodo en el eje, donde más luce por su concentración e intensidad, ya que en el carril se le ven más los defectos con el balón y no se siente tan cómodo. Y también es cierto que Cabrera no tuvo su día en el lateral zurdo, pero el uruguayo ha cumplido en ese puesto en muchos partidos.

Lo que es evidente es que en el Villamarín la apuesta defensiva no salió bien y que ninguno de los zagueros estuvo a la altura en un partido que requería de la máxima exigencia ante el rival con más capacidad ofensiva del campeonato. Cabrera nunca supo cómo frenar a Kadir, bien ayudado por Molinero para derribar el ímpetu del uruguayo, que no encontró ayudas en el sistema de contención en general y en Pedro en particular.

Vallejo se perfiló mal y perdió de vista a Jorge Molina en el primer gol y la descolocación de Mario en el segundo le hizo dudar al canterano lo suficiente para que Rubén Castro anotara de cabeza solo. Jugar con cuatro centrales y que el pequeño ariete canario remate sin oposición en esa jugada es rizar el rizo de la mala colocación. Mario, por su parte, tampoco estuvo bien en el tercer gol del Betis, donde Cabrera despejó mal y a Rubén se le notó en exceso la falta de partidos y de ritmo competitivo hasta que fue relevado por Rico en la segunda mitad.