Quien más quien menos suponía que el Sporting de Gijón se iba a caer, más pronto que tarde, de los puestos de privilegio de Segunda. Y esa predicción también se hacía, y se hace, de puertas adentro en el propio club asturiano, donde sin descartar el sueño de subir se trabaja más en un escenario de no ascenso a Primera, aunque lo primero será salvar el match ball de la desaparición en este verano. Sin embargo, en una situación repleta de problemas, de deudas, de impagos y con una plantilla llena de juventud por esa riqueza impagable que supone Mareo el equipo que dirige Abelardo Fernández ha alcanzado la recta final del campeonato, las 10 últimas jornadas, a solo un punto de un ascenso directo en el que se ha movido varias jornadas.

Solo cabe hablar de milagro con el Sporting. El club anda en un interminable proceso de venta, con preacuerdos incumplidos de por medio, de las acciones propiedad de la familia Fernández, José y su hijo Javier, propietarios del 70% del capital social, las deudas con jugadores se acumulan y la Liga no ha permitido fichar a la entidad, ni en verano, ni en enero. Y, sin embargo, ahí sigue el Sporting, un equipo rocoso y solidario, un bloque aguerrido y que nunca baja los brazos, con el sello personal del Pitu. Que solo lleve dos derrotas y sea con 24 goles (11 fuera de casa) el que menos encaja son datos que reflejan ese espíritu.

Sin poder fichar

Abelardo ha sabido aislar a un vestuario repleto de desparpajo, de ganas y hambre por hacerse un hueco en la élite, del difícil día a día del club. En verano estaban fuera del tope de la Liga y no pudieron fichar, pese a que se les marcharon Scepovic y Lekic (36 goles entre ambos), y en diciembre las denuncias de los futbolistas porque se les debía aún parte de la ficha de la temporada 2013-2014 mantuvieron la medida de la Liga. A los jugadores se les ha ido pagando en este curso con bastantes atrasos las nóminas, pero se les adeuda también la parte, que es mucho mayor, de las fichas.

Esta situación tiene de límite hasta el verano. Si asciende será más fácil abordar todas las deudas y la desaparición estará más lejos. Si no sube, cualquier escenario es posible, aunque el mensaje desde el club es poder regatear la situación también en la categoría de plata y se cita a los derechos televisivos y la venta conjunta de los mismos para obtener el aval que lo permita.

Pero, mientras tanto, ajeno a esos problemas, el Sporting se ha mostrado como el equipo más difícil de ganar de la categoría, el más regular. Abelardo insiste en el orden defensivo, en un 4-2-3-1 con Bernardo, hoy ausente, como pieza clave y con la solidaridad y los apoyos como primeros mandamientos. Y fía las victorias a la velocidad arriba y a la inspiración de la juventud. El resultado es que al Sporting le cuesta ganar, más últimamente --llega a Zaragoza con tres empates seguidos--, pero es dificilísimo de derribar, con un tremendo espíritu pese a la juventud de muchos de sus jugadores.

Orden y juventud

Pablo Pérez, Rachid, Muñiz, Sergio Álvarez, Jony, Álex Menéndez y, por supuesto, los jugadores del filial Carlos Castro, el ahora rebelde Ndi, baja para este partido, o el recién llegado Meré... La juventud sostiene al Sporting y es la base de una milagro que semana a semana gana opciones de hacerse real.