Natxo González ha mostrado la mayoría de sus cartas durante este inicio de temporada. Cuatro partidos de Liga y uno en Copa del Rey han servido para que el técnico vitoriano haya dejado patente qué piezas tienen una mayor relevancia dentro del equipo. La retaguardia está siendo la parcela que más estabilidad presenta. Simone Grippo se ha consolidado como uno de los estandartes del centro de la zaga, aunque aún requiere de trabajo para mostrar con mayor autoridad su condición de central físico y contundente. Su acompañante ha ido variando en función de las circunstancias, ya que Jesús Valentín cedió su puesto en el once a Diogo Verdasca. El joven portugués completa el tándem en el corazón de la defensa, que permanecerá inalterable hasta que Mikel González esté a pleno rendimiento.

Ratón ha sido indiscutible en la Liga, siguiendo con la continuidad que adquirió en el tramo final del curso pasado. La rivalidad por la meta la establece el veterano cancerbero argentino Cristian Álvarez, que ya disputó un encuentro en Copa. Por el momento, los problemas no han sido producto del meta, pero la competencia por hacerse con el puesto es toda una realidad.

Los laterales parecen tener nombres y apellidos. Alberto Benito y Ángel Martínez, los dos pupilos avanzados de Natxo, se han asentado rápido en el esquema blanquillo. Las dos alternativas para esta posición son de la casa, Daniel Lasure (recuperándose de una rotura fibrilar) y Julián Delmás (que ya debutó en el Heliodoro) están en la rampa de salida por si los lances del juego les dan una oportunidad.

Alberto Zapater se mantiene firme en la medular. Durante todos los encuentros que ha disputado ha tenido un protagonismo esencial, siendo un jugador de clara relevancia en los planes del equipo. A su lado apunta a situarse Íñigo Eguaras, que parece estar destinado a ser el compañero del ejeano. Javi Ros es una variante más al medio, al que también se suma, en menor medida, el canterano Raúl Guti.

La segunda línea es la que más posibilidades plantea para los propósitos de Natxo González. Hasta seis jugadores para las tres plazas que tienen cabida dentro del esquema común. Aleix Febas está consolidando su calidad palpable, con implicación por dentro y en el flanco izquierdo. Otra pieza de gran polivalencia es Oliver Buff, que está gozando de continuidad en los esquemas zaragocistas. Ante el Alcorcón, el suizo se sentó en el banquillo tras la primera titularidad de Alain Oyarzun. Todo un revulsivo.

La banda derecha parece tener un firme opositor. La incansable bravura de Gaizka Toquero tendrá un hueco fijo siempre que se corresponda con regularidad. Álvaro Pombo y Giorgi Papunashvilli se postulan como valores que tendrán protagonismo dentro de las obligadas rotaciones que exige el desgaste de la competición. La punta de lanza no tiene discusión. Mientras el físico y lo deportivo lo permitan, Borja Iglesias será la el baluarte en ataque. Vinícius Araújo se postula como una alternativa diferente a las características del gallego. Un once perfilado, donde Natxo González dispone de muchas variantes, pero con piezas destacadas.