El Alavés sufrió ayer hasta el último segundo para arrancar de Mallorca el empate que le garantiza estar una semana más en la segunda posición de la tabla. El zaragocismo puso sus ojos durante un par de horas en la isla, donde se jugó un partido horrendo entre dos equipos que, se supone, son de lo mejor de la categoría. A uno, el que pelea por no bajar, se le esperaba entre los mejores a principio de temporada. El otro, el vasco, lleva semanas en puestos de ascenso directo. No lo pareció. Ni rastro del juego que brotó el pasado domingo en La Romareda, donde el Zaragoza cuajó el fútbol que debe llevarle directamente hasta Primera. Hoy viaja hasta Ponferrada para constatar que los minutos ante el Alcorcón no fueron un mero espejismo, que es mucho mejos que este Alavés que nota el aliento del león a su espalda. Ha empezado la persecución de verdad. El Zaragoza no entrará en hoy entre los dos primeros. Si gana, sin embargo, se quedará a un solo punto del equipo vitoriano, la mínima distancia, a tiro de un tropiezo.

Antes, tendrá que desenredar el encuentro de hoy en El Toralín (19.15 horas, Canal+ Liga2). Se entendería como un encuentro relativamente sencillo en condiciones normales, con el el equipo aragonés en disposición plena. Faltan, sin embargo, algunos de los hombres descollantes en las últimas jornadas, sobre todo por las bandas, con futbolistas que han desnivelado el juego en ataque. Habrá cambio de composición por detrás de Dongou, el chico de moda, ante un rival escocido por sus últimos resultados y que, con el cambio de técnico, alterará su fisonomía.

Debe resolver primero Carreras el rompecabezas que le ha quedado para confeccionar la alineación. Las insistentes lesiones y las repetidas sanciones han ido mermando al equipo en las últimas jornadas. No es menos esta vez, con tres titulares del último partido ausentes (Vallejo, Lanzarote e Hinestroza), además de Culio, que es casi siempre el primer recambio, y de una ristra de apercibidos que anuncian que el asunto será invariable hasta el final. Antes o después, irán cayendo inevitablemente. La lista es larga: Dorca, Javi Ros, Diamanka, Erik Morán, Abraham, Guitián y Diego Rico. Otros volverán, claro, entre ellos algunos de los que no están hoy, sobre todo los dos hombres de banda. Ahí, en las alas, es donde tiene que ofrecer respuestas el técnico, que no tiene ningún otro futbolista del estilo de Hinestroza a su disposición.

Podría ser Jaime, claro, pero el manchego aún no está para lidias en abierto. Así que la apuesta natural es Sergio Gil, que jugó precisamente caído a un costado su primer partido como titular con el Zaragoza. Fue en Santander, hace ya un año. Hoy, se supone, lo hará en la izquierda, ocupando el espacio conquistado por el colombiano en las últimas semanas. Al otro lado, Pedro debe acercarse al listón de Lanzarote, tanto en sus apariciones en el desarrollo del juego ofensivo como a balón parado.

Atrás, el regreso de Cabrera ha llegado en el momento exacto, una vez conocida la nueva lesión de Vallejo. El uruguayo se alineará junto a Guitián, con Isaac y Rico en los flancos. Carreras metió en la convocatoria a los otros dos laterales derechos de la plantilla, Marc Bertrán y Campins, quizá pensando en su inclusión en caso de necesitar al andaluz más adelante. No sería raro. Isaac ha sido más veces volante que lateral en su vida.

En cualquier caso, Cabrera refuerza el juego aéreo, también en ataque, que volverá a nacer del triángulo medular que tan bien funcionó la pasada semana: Erik Morán, Dorca, Javi Ros. Esa nueva posición del navarro ha dado al Zaragoza una nueva versión futbolística. Ros no solo aporta el fútbol que se le suponía desde sus tiempos en la Real. Es un correcaminos. Incansable, trabajador, solidario, suma kilómetros con un compromiso al que, además, le ha añadido gol. Lo necesita ahí. Se espera también de Dongou, el señor delantero que brotó hace siete días con un fútbol fresco. Fabricó dos goles hermosos. Más allá, jugó un partido completo, ayudando en la salida del balón y en la construcción, con un fantástico juego de espaldas. También de cara, claro, con la confianza recuperada y el espíritu alto. Así mira el Zaragoza este partido, con la mente puesta en la caza y la mirada clavada en su presa. Comienza la persecución.