Del sabor de las victorias se puede escribir largo y tendido. Hay triunfos incompletos, que miran más al marcador que al juego, como los que el Zaragoza conquistó ante el Mallorca y el Valladolid, y los hay que dejan el poso de la faena rematada, absoluta e incontestable. El conseguido ante el Alcorcón es de estos últimos. Una victoria redonda por el fútbol exhibido, sobre todo en la primera parte, por la demostración de carácter para remontar tras saberse levantar al tanto inicial del rival y por el valor numérico, ya que le coloca al Zaragoza tercero y a tres puntos del ascenso directo, del Alavés. A siete jornadas del final, La Romareda, enganchada con su equipo, ve cerca la meta. Es el momento. Y el Zaragoza, tras tres victorias seguidas y ganando el goalaverage al Alcorcón, llega lanzado a la hora cumbre para pensar en que el retorno a la élite está a tiro.

El partido dejó muchas buenas noticias. El equipo cree, la grada cree, hubo llegada, dinamismo y posesión. Y el fútbol, tras mucho tiempo de claroscuros, fluyó, gobernando el partido desde la medular, donde el retorno de Erik Morán fue una bendición y Javi Ros, gol incluido, constató el enorme acierto de su fichaje en enero con un partido descomunal. Los focos, claro, señalan a Dongou, autor de dos goles, el primero de ellos sublime en control y volea, pero el partido fue notable de todo el equipo, sobre todo de centro del campo hacia arriba, donde el Zaragoza estuvo ágil, rápido e incisivo y tuvo en Dongou al complemento perfecto. No solo por sus dianas, también por su fútbol en una tarde donde se reivindicó. A ese nivel, su titularidad ante Ángel es indiscutible. La decisión, para Carreras.

EL PAPEL DE LA GRADA El partido solo tuvo el peaje en las bajas por amarillas (Culio, Lanzarote y Dorca) y en las molestias de Vallejo e Hinestroza. Daños colaterales de una victoria tan redonda, de tres puntos que deben suponer un empujón anímico tremendo para un Zaragoza que ofreció la mejor imagen que se le recuerda, quizá la mejor de la temporada, en un primer tiempo donde, en contra de lo que venía sucediendo, salió muy metido, con Erik Morán de ancla y Dorca más escalonado, sobre todo en tareas defensivas, para que Javi Ros tuviera más libertad. El Alcorcón también dispuso un trivote en el medio con Toribio, Campaña y Natxo Insa, pero no tardó en verse superado en el medio por el equipo de Lluís Carreras.

En realidad, el conjunto madrileño fue intensidad, mostrada en demasiadas faltas, el despliegue de Insa y la amenaza de Collantes por el carril primero de Rico y después de Abraham. Poco más. Y eso que tuvo la suerte de cara de adelantarse en el primer remate, un cabezazo de Rafa Páez, que le ganó a Vallejo y superó a un Manu Herrera muy flojo en ese gol del Alcorcón, que era más que evitable.

Ese tanto inicial no redujo el ánimo del equipo zaragocista ni de la grada, que pronto vio que los suyos le respondían a ese aliento con fútbol. Un córner de Lanzarote, talentoso e implicado toda la tarde, que despejó con apuros Dmitrovic, fue el primer aviso serio antes de que el extremo dibujara un cambio de orientación perfecto para que Rico dejara de cabeza a Dorca y su remate lo rechazara Dmitrovic. Javi Ros, atento y de cabeza, no perdonó en boca de gol, para poner las tablas en el minuto 21.

El tanto espoleó al Zaragoza, que se soltó aún más. Una combinación entre Ros y Dongou acabó con el disparo del camerunés para que el meta rival rechazara con apuros y una recuperación de Dorca llegó a los pies de Hinestroza, que mandó el balón al poste. Merecía el segundo el Zaragoza y lo encontró Dongou, que bajó un servicio de Rico con el pecho y lo mandó de volea a la red. Ese tanto, pasada la media hora, finalizó 20 minutos excelentes, para enmarcar, del equipo de Carreras.

ROJA A CHEMA Se llegó con merecida ventaja al descanso y las molestias de Vallejo obligaron a que Rico se ubicase en el eje y Abraham pasase al lateral. Por ahí amagó el Alcorcón, con Collantes de nuevo activo, y sufrió el Zaragoza al comienzo de la segunda parte, donde Carreras ya dispuso un doble pivote en el medio con Erik Morán y Dorca para ubicar a Javi Ros en la mediapunta. Dongou, tras un gran pase de Lanzarote, tuvo el tercero y el técnico dio entrada a Culio por el lesionado Hinestroza para que ocupara la banda izquierda buscando más control.

No logró en demasía ese control el Zaragoza en la segunda parte, pero tampoco sufrió. Aún menos tras la doble amarilla, justa, de Chema, después de que Munuera Montero desesperara a La Romareda con su permisividad. Quedaba casi media hora y, en inferioridad, López Muñiz se la jugó con Máyor para acompañar a un desaparecido David y cerrando con tres atrás.

El Zaragoza mereció sellar el pleito antes. Lo pudieron hacer Dongou tras dejada de Guitián y Lanzarote tras una contra del omnipresente Ros, pero hubo que esperar a los últimos instantes, cuando ya se empezaba a temer que tan buen partido iba a tener un error fatal al final. No llegó y sí el gol zaragocista, un buen pase de Isaac, la dejada de Diamanka, recién salido al campo, y la definición de Dongou para que La Romareda estallara de júbilo y entonara con fuerza el "volveremos a Primera". Con partidos y triunfos tan redondos ese cántico tiene sólida base real.