Pocas veces una derrota genera una eclosión y un volantazo posterior como el que vivió ayer el Real Zaragoza, que cerró a última hora de la mañana los despidos de Ranko Popovic y Martín González del banquillo y de la dirección deportiva del club, al margen de anunciar la contratación de Narcís Juliá para hacerse cargo de la parcela deportiva de la entidad, donde estará acompañado por Albert Valentín, como adjunto, es decir como secretario técnico. Esta mañana será presentado el exjugador zaragocista y, por el orden lógico de las cosas, después se anunciará el nuevo entrenador, puesto para el que Fernando Vázquez es el gran candidato. El punto de ebullición a este giro radical llegó tras la dura derrota en Tarragona, pero lo cierto es que la gestación es muy anterior. Desde hace muchas semanas, el hilo que sujetaba a Popovic y a Martín González, por diferentes causas en cada caso, era muy fino. Hasta que se rompió.

Nada más concluir el partido en el Nou Estadi ya hubo una reunión entre los consejeros zaragocistas, donde la destitución de Popovic quedó prácticamente decidida. O decidida del todo. El ambiente de la grada contra el técnico, algo que se hizo notar también a la salida del Nou Estadi, donde algún dirigente del club fue increpado, los resultados, tener al equipo a seis puntos del ascenso directo, la necesidad de subir, la pérdida de confianza... Sobraban motivos para justificar una decisión que ya estuvo a punto de llegar antes del partido en Lugo, en la sexta jornada, o tras la derrota en Alcorcón. El entrenador había regateado dos ultimátums y no esperaba ser destituido el sábado.

DOS DESPIDOS SEGUIDOS

De hecho, viajó a Barcelona tras el partido con la idea de volar hacia Serbia ayer, pero fue avisado en la Ciudad Condal de que tenía que reunirse con el club a la mañana siguiente, un cónclave a las 12.00. Una hora más tarde se citó a Martín González, señal de que el director deportivo también estaba fuera.

Hace tiempo que las diferencias entre Martín González y el consejero del Área Deportiva, Carlos Iribarren, eran muy visibles. No solo con él, también lo sucedido con el consejero Fernando Rodrigo cuando salió a desmentir que se le hubiera pedido ayudar a Popovic le había dejado en muy mala situación en la entidad. Aquel 23 de septiembre rozó el despido por lo que se interpretó en el club como una grave deslealtad y estaba sentenciado, de tal manera que nunca iba a empezar la próxima temporada en su puesto, pese a que renovó hace solo unos meses hasta 2019. Su salida, pues, ha sufrido solo un adelanto.

A Martín González se le achaca desde la directiva la mala confección de una plantilla que tiene el segundo presupuesto global de la categoría, donde la falta de un delantero se entiende como evidente, además de incorporar a jugadores proclives a lesionarse o con pocos partidos los últimos años, lo que justificaría, según la versión del club, el panorama de muchas lesiones que sufre el equipo.

"Creo que Ranko estará ante el Huesca el 3 de enero", aseguró Martín González el sábado en Tarragona tras la derrota. Habló entonces sin saber la decisión del consejo sobre el entrenador y, aunque él se sabía sentenciado en un futuro, tampoco imaginaba que su adiós a la dirección deportiva iba a ser inmediato. Popovic, que tenía contrato hasta junio a razón de unos 120.000 euros, acudió ayer al club acompañado de Vlado Grujic, su segundo, a la reunión del consejo y después llegó Martín González. A los dos, uno tras otro, se les comunicó lo mismo, pero al técnico se le dejó despedirse ante los medios poco antes de las dos de la tarde en una breve rueda de prensa sin preguntas.

El volantazo, aunque previsto porque ya se había hablado con Juliá y con Vázquez, tuvo en la derrota ante el Nástic el pistoletazo. No se esperaba que fuera tan rápido en la dirección deportiva, pero ya estaba todo marcado y el club tuvo claro que el futuro de Popovic, su salida del club, donde se recalca la gran predisposición del serbio, tenía que ser el de Martín González, que los dos eran responsables de la mala situación de un Zaragoza con la urgencia de subir.