Desde su nueva casa se ve el mar y, cuando llueve, el jardín se inunda del aroma a pinos y tierra mojada, nada que recuerde al estrés del centro de Atenas. Pero a Dafni (nombre ficticio) le está costando adaptarse a su nueva vida, a sus nuevos hermanos y a los cuidados de la amable señora Evangelía, su nueva madre. Dafni tiene 9 años y fue abandonada en el 2011, pues su madre natural no podía mantenerla. Ahora, Dafni vive en una casa de acogida de Aldeas Infantiles SOS en Grecia.

La crisis está afectando a los más pequeños. "Las crisis financieras de larga duración crean problemas sociales. En este contexto es más fácil que aparezcan problemas de depresión, alcoholismo o maltratos", explica Yorgos Protopapas, presidente de Aldeas Infantiles en Grecia.

Los casos más extremos son los abandonos de niños. "Si alguien trae a su hijo aquí es porque de verdad ya no puede más. Es algo muy duro, especialmente para los niños", subraya Vassilis Malapetsas, pedagogo de Aldeas Infantiles. El perfil de las familias que dejan a sus niños, algunos solo de forma temporal, ha cambiado completamente: si antes eran de familias disfuncionales o hijos de inmigrantes sin recursos, ahora la mayoría son griegos y un 80% de los casos es por motivos económicos. Cada vez provienen más de la antigua clase media, especialmente de parejas jóvenes desempleadas.

En el 2011 y el 2012, Aldeas Infantiles recibió un aluvión de llamadas de padres desesperados que pedían que la oenegé se hiciese cargo de sus hijos. "Muchas de estas peticiones son de necesidad real, pero otras son de pánico. Cuando una familia está en paro y el desempleo está creciendo (ha pasado del 9% al 26% en tres años) ¿qué esperanza puedes dar? En Grecia el sistema de protección social se ha venido abajo", denuncia Protopapas.

Aldeas Infantiles da acogida a 230 menores en Grecia, aunque este año ha decidido no aceptar a más. En su lugar, ha puesto en marcha un programa de centros sociales a través de los cuales suministra apoyo material, social y psicológico a un millar de familias empobrecidas para evitar que abandonen a sus hijos. "El modo correcto no es acoger al niño y separarlo de su familia, sino mantenerlos unidos, por eso les ayudamos. En el barrio ateniense de Kipseli atendemos a 300 familias, pero estamos viendo que los números nos superan", se lamenta el trabajador social Stergios Sifnios. Otra oenegé, La Sonrisa del Niño, ha dado ya apoyo a 180.000 familias en los primeros seis meses del 2012, el doble que en el 2011.

Los programas de prevención tienen éxito, pero Protopapas no es optimista: "Si la situación económica continúa empeorando, me temo que estas familias terminarán por abandonar a sus hijos". ANDRÉS MOURENZA