La Audiencia Provincial de Madrid anuló ayer la condena por un delito de homicidio al menor Álvaro C. G., alias Kit Kat, por la muerte del hincha de Riazor Blues, del Deportivo de La Coruña, Francisco Javier Romero, alias Jimmy, el 30 de noviembre del 2014 en los alrededores del Vicente Calderón, donde el equipo gallego se enfrentaba al Atlético de Madrid.

En la sentencia, los magistrados de la Sección Cuarta de la Audiencia estiman el recurso de apelación interpuesto por la defensa del menor y revocan parcialmente la sentencia condenatoria de la titular del Juzgado de Menores Número 4 de Madrid, Victoria Rojo, dictada el 24 de febrero.

Álvaro C.G. fue condenado a seis años de internamiento en régimen cerrado y dos años de libertad vigilada como responsable de un delito de homicidio, otro de tenencia ilícita de armas y otro de riña tumultuaria. Pero la sala le absuelve ahora del delito de homicidio y señala que el menor solo es responsable de un delito de riña tumultuaria y otro de tenencia ilícita de armas, por los que se le impone la medida de 60 horas de prestación en beneficio de la comunidad.

Si el menor incumpliese esta medida se sustituiría automáticamente por cinco permanencias de fin de semana en centro cerrado. La Sala recuerda que contra esta sentencia cabe interponer un recurso de casación ante el Tribunal Supremo.

PRUEBA DE CARGO INSUFICIENTE

La resolución señala que "no existe prueba de cargo suficiente para destruir la presunción de inocencia" del menor respecto al delito de homicidio, pues a la vulneración de los derechos procesales de dicho menor, ha de añadirse la falta de credibilidad del "testigo protegido G303". Para la sala,esta persona es un "coimputado protegido", ya que en la causa principal que instruye el Juzgado Número 20 de Madrid está imputado por un delito de riña tumultuaria y que declara, tanto ante la Fiscalía de Menores y el Juzgado de Menores, con la advertencia de que no estaba obligado a decir la verdad. Explica que "desde un punto de vista subjetivo, las circunstancias y razones de su aparición en el proceso no son claras, pudiendo deberse a móviles de autoexculpación o a la búsqueda de otras ventajas procesales". Además, considera que "las versiones de los hechos que ha ido ofreciendo a lo largo del procedimiento presentan relevantes discrepancias".