Las protestas sin precedentes de los antidisturbios en las comisarías de toda España contra las decisiones de sus mandos en los altercados posteriores a la manifestación del 22-M lograron ayer que la dirección de la Policía aceptara investigar los hechos y depurar responsabilidades. Se abrirá una "información reservada", con testigos, grabaciones y videos, de la que podrían derivarse los ceses que reclaman los sindicatos.

El director adjunto operativo de la Policía Nacional, Eugenio Pino, convocó ayer por la mañana una reunión de urgencia con los sindicatos policiales SUP, CEP, UFP y SPP con el fin de afrontar la crisis. "No admitió, en principio, ningún error, ni dió ninguna explicación sobre lo que pasó, pero se comprometió a avanzar las primeras conclusiones del informe el miércoles", informó Mónica Gracia, secretaria general del SUP, para quien esta respuesta no es suficiente.

DIMISIONES Los sindicatos siguen reclamando el cese de los responsables del operativo, el comisario general de Seguridad Ciudadana, Florentino Villabona, y del comisario jefe de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de toda España, José Miguel Ruiz Iguzquiza. Para seguir presionando han convocado también para mañana, antes de la reunión con Pino, nuevas concentraciones en todos los acuartelamientos.

Tras la reunión, los sindicatos seguían "sin explicarse" cómo el mayor dispositivo jamás desplegado en una movilización de estas características, con 1.750 antidisturbios, acabó en el "esperpento" que se ha visto en multitud de videos. Con poco más de diez antidisturbios a los que no se les permitió más que llevar una escopeta de fogueo y fueron "acorralados, apedreados con adoquines de dos kilos, apaleados y pateados" por centenares de encapuchados. "O las unidades no estaban donde tenían que estar o estaban mal distribuidas. No hubo muertes de milagro", argumentó Gracia.

Otras fuentes policiales apuntaron a motivaciones políticas. El fiasco se debería a las órdenes del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, de emplear la mínima fuerza hasta que no acabara la manifestación por la presencia en la marcha de una misión de la Oficina para las Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE (Organismo para la Seguridad y Cooperación en Europa). Los organizadores solicitaron su presencia para que vigilaran si se atentaba contra los derechos de reunión y manifestación. Según las citadas fuentes, el ministro no quería arriesgarse a un nueva regañina de Europa después de las muertes de Ceuta.

Los participantes de las Marchas de la Dignidad se concentraron ayer en diversos puntos de Madrid en protesta contra las detenciones, que consideran injustas. La Coordinadora de la Marcha de la Dignidad culpó a la policía de los incidentes por haber tenido una reacción desproporcionada e "irresponsable" frente a "dos o tres encapuchados ajenos a la manifestación que tiraron unos petardos", una versión que no coincide con los vídeos difundidos en la red ni con la de los sindicatos policiales. "Lo hicieron para enturbiar una enorme manifestación pacífica".

HERIDOS DE GRAVEDAD

A uno de los operativos le patearon la cabeza tras arrancarle el casco. A otro le arrancaron los dientes. Jacinto Morales, secretario general de la Federación de la UIP del sindicato SUP, explica que algunos policías se quedaron aislados porque fueron arrinconando a un grupo que empezó a lanzarles piedras en la esquina de Colón con Génova. "Esto siempre puede pasar, pero lo que es intolerable es que no se mande a nadie en su ayuda".