Buena parte de los medicamentos costarán menos al sistema público de salud a partir de la semana que viene, así como a los usuarios que los pagan, aunque en menor medida. El 1 de enero entrará en vigor la orden de precios de referencia (que establece el precio máximo subvencionado por Sanidad), que impone una rebaja a 2.070 medicamentos.

La norma rebaja hasta el 66% el precio de algunos fármacos, como por ejemplo una presentación del omeprazol, que es un protector gástrico. Entre las sustancias afectadas figuran algunas populares como el fármaco contra el colesterol simvastatina (baja el 69%), el antibiótico amoxicilina (25%), el antiinflamatorio diclofenaco (un 42%) y el ansiolítico fluoxetina (el 39%).

Los medicamentos afectados por el recorte de precios que recoge la ley suponen aproximadamente una cuarta parte de los ya existentes. Se trata de los fármacos más antiguos, para los que existen especialidades genéricas (presentaciones más baratas porque la patente ha vencido y no tienen que pagarla).

AHORRO EN LA FACTURA Con la medida, el Ministerio de Sanidad intenta atajar el alto gasto sanitario, cifrado en el último año en más de 6.000 millones de euros (un billón de pesetas), cifra que supone un incremento de un 12,5% en relación con el 2002. La Dirección General de Farmacia prevé un ahorro de 400 millones de euros (66.554 millones de pesetas) al año, en torno al 8% de la factura pública en medicamentos.

El objetivo, según la ministra de Sanidad, Ana Pastor, es que la subida no supere la del producto interior bruto (PIB) anual, que se prevé que aumente en torno al 6,5%. Los fármacos innovadores (aquellos que no cuentan con más de 10 años de presencia en el mercado) y algunas especialidades de uso infantil quedan fuera de la medida.

PRECIO MAXIMO Sanidad ha aplicado un sistema de precios que se basa en los tres medicamentos bioequivalentes (con el mismo principio activo) más baratos. A partir de ellos, fija el precio máximo o de referencia que los sistemas sanitarios van a subvencionar (el 60% en las recetas normales, el 90% en las recetas de los enfermos crónicos y el 100% en los pensionistas, salvo las mutuas de los funcionarios, que pagan el 30%).

De esta forma, el Ministerio de Sanidad obliga a los fabricantes de genéricos a igualar sus precios al de referencia, o de lo contrario no estarán subvencionados. La única excepción son las presentaciones de medicamentos que actualmente se venden a menos de tres euros (500 pesetas).

La orden prevé que, cuando un médico recete un fármaco con un precio superior al de referencia, el farmacéutico tendrá la obligación de cambiarlo por el genérico bioequivalente que resulte más barato.

MALESTAR EN LA INDUSTRIA La patronal farmacéutica, Farmaindustria, considera que la medida es "la más drástica de cuantas se hayan adoptado en el sector". Sostiene que su aplicación les va a suponer unas pérdidas superiores a los 600 millones de euros (unos 100.000 millones de pesetas).

Fuentes del sector farmacéutico opinan que los efectos de la orden ministerial serán "coyunturales" y el ahorro se verá "reabsorbido" por el gasto de los meses posteriores. Por ello, creen que hay que impulsar "medidas estructurales" para la contención del gasto y piden que, aunque Sanidad asuma el incremento del gasto, no repercuta en el resto de la cadena del medicamento (industria, farmacia y distribución).

Los laboratorios piden que la medida se aplique gradualmente. De momento, ya han anunciado la presentación de un recurso antes de que expire el plazo legal para hacerlo, el próximo 31 de diciembre. "Para el 2004 ya no podemos hacer nada, pero lucharemos al negociar la próxima revisión de precios, que entrará en vigor en el 2005. Defenderemos que los precios no sufran caídas de más de un 20% anual", anunció el director general de Farmaindustria, Humberto Arnés.