En la isla de Java (Indonesia), miles de personas han dormido esta madrugada al raso, llorando cerca de los cadáveres de sus familiares o a las puertas de los colapsados hospitales. La zona volvió a padecer el latigazo de la tierra el pasado sábado a las seis de la mañana (hora local, medianoche en España). El terremoto, de 6,2 grados en la escala abierta de Richter, causó más de 3.000 muertos, 4.000 heridos, 200.000 desplazados y redujo a escombros miles de casas y edificios gubernamentales.

Tras producirse el terremoto, miles de personas huyeron de sus casas en las localidades costeras hacia terrenos más altos, por miedo a que se repitiera un maremoto. "Otro tsunami, otro tsunami", gritaban desesperados por si llegaba otro maremoto como el de diciembre del 2004. La zona ya había sufrido otros dos pequeños temblores de tierra en este periodo de 17 meses.

CIUDAD EN LA COSTA El epicentro del seísmo se registró a 25 kilómetros al suroeste de la vieja ciudad de Yogyakarta, un importante centro turístico de la isla de Java. Anoche no se tenía conocimiento de que hubiera extranjeros ni entre las víctimas mortales ni entre los heridos.

La Unidad de Desastres regional indicó que la zona con más víctimas mortales es la ciudad costera de Bantul, donde han muerto más de 2.000 personas. Las autoridades advirtieron de que la cifra de fallecidos puede subir aún más, dado que se desconoce el número total de personas atrapadas bajo las viviendas destruidas. La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja calcula que entre el 70% y el 80% de los edificios de Bantul se han derrumbado. La urgencia del momento obligó a cavar fosas comunes para enterrar los cadáveres y evitar epidemias.

Los hospitales de Yogyakarta se encuentran colapsados, a pesar de haberse habilitado espacios en los pasillos, en las salas de espera e incluso en los recibidores. El principal centro no tiene capacidad para acoger todos los cadáveres y heridos, según declaró un portavoz. "Estamos en emergencia total, siguen llegando cadáveres y heridos con profundos golpes y huesos rotos, pero no tenemos espacio suficiente para acogerlos a todos en nuestras instalaciones, que son las mayores de Yogyakarta", informó la secretaría del hospital. "Incluso los depósitos están llenos y no hay espacio para los cadáveres, que quedan envueltos en sábanas y alineados al borde de las calles", advirtió.

El Gobierno de Yakarta ha ordenado el despliegue del Ejército para ayudar en las operaciones de salvamento, aunque parece que ayer todavía no había llegado. "Aún no hemos visto a ningún soldado", dijeron fuentes del principal hospital de Yogyakarta.

El presidente de Indonesia, Susilo Banbang Yudhoyono, viajó ayer por la tarde a la zona con un equipo de ministros para evaluar la situación. En Yogyakarta, acudió al Hospital Sardjito, donde visitó durante una hora a los heridos ingresados.

VÍAS DE COMUNICACIÓN INUTILIZABLES El seísmo obligó a cerrar el aeropuerto de Yogyakarta, debido a que las instalaciones sufrieron grandes daños, y a desviar los vuelos a Solo. Y también la estación de ferrocarril estuvo cerrada durante casi todo el día, aunque el tráfico se restableció por la noche. Muchas carreteras y puentes quedaron destruidos, lo que obstaculiza los esfuerzos de la población por huir en vehículos e impide que las camionetas cargadas de heridos puedan llegar a los hospitales.

En Yogyakarta, la población se lanzó a las tiendas que estaban abiertas para acaparar todos los productos que pudieron, ante el temor de nuevas sacudidas, algo común tras un temblor fuerte.

Cruz Roja Indonesia envió grupos de emergencia al área y un portavoz de las Naciones Unidas transmitió el pésame del secretario general, Kofi Annan, y anunció que equipos especializados aportarían ayuda humanitaria a Indonesia. Entre los numerosos países que prometieron ayuda se encuentran Malaisia, Gran Bretaña, Japón, Rusia y la Unión Europea. Los Veinticinco anunciaron que enviarán un paquete de tres millones de euros en ayudas a las víctimas del terremoto.

LA AECI, EN MARCHA El Gobierno español expresó su "profunda consternación" y anunció que la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) puso en marcha su habitual dispositivo de emergencia "a la espera de eventuales peticiones de ayuda que pudieran formular las autoridades indonesias". En el país hay actualmente 12 delegados de Cruz Roja Española.