Alejandro Sánchez de Miguel, un astrofísico de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), se planteó hace años el reto de determinar científicamente si las ciudades españolas estaban por la noche más o menos iluminadas que la media de Europa. Los datos oficiales de consumo energético estaban llenos de lagunas y errores, explica, por lo decidió ir al espacio. Y así, observando fotos tomadas desde satélites, Sánchez ha logrado confirmar que Valencia, Madrid y Barcelona, por este orden, se cuentan entre las ciudades que derrochan más luz de todo el continente. "Aparentemente parece que España esté menos iluminada, pero todo es cuestión de su menor densidad de población", resume.

España consume en alumbrado público unos 3.400 gigavatios hora por año y unos costes aproximados de 650 millones de euros, según cálculos de Ramón San Martín, profesor de la Universidad Politécnica de Barcelona. Mantener todas las farolas encendidas representa el 3% de la electricidad total consumida en España, un porcentaje pequeño si se compara con el gasto de los coches, pero en absoluto menor si se tiene en cuenta que equivale a tener encendidas dos centrales nucleares (2.000 megavatios).

El estudio de la UCM utiliza técnicas fotométricas, es decir, determina cuáles son los territorios más emisores de luz analizando la intensidad apreciada desde el cielo, desde los satélites meteorológicos DSMP. Con posterioridad, se compara con la población existente en la misma zona. "No podemos saber cuánto emiten exactamente, pero sí comparar dos zonas", resume Sánchez. El resultado muestra que las grandes urbes europeas, como Londres y París, son los mayores núcleos emisores de luz, pero el podio varía si se analiza la intensidad por habitante, resume Sánchez de Miguel. "Entonces vemos que Valencia y su provincia apenas tienen nada igual", prosigue el investigador. Además de Madrid y Barcelona, también figuran en las primeras posiciones Alicante y Murcia.

El investigador de la UCM asume que en los dos últimos años se han hecho grandes esfuerzos que aún no quedan incluidos en el estudio, pero que en algunos casos se camina hacia atrás. En Murcia, pone como ejemplo, se ha disparado la contaminación lumínica. "Uno de los graves problemas es que la ley española que restringe la iluminación nocturna, del año 2009, solo afecta a las nuevas edificaciones y no tiene carácter retroactivo", insiste.

Según el estudio de la Complutense, los españoles son los que gastan más en alumbrado público por habitante, con 118 kilovatios/hora por año, frente a los 90 de los franceses y los 48 de los alemanes. Al margen del uso de tecnologías obsoletas, explica Sánchez, uno de los motivos, es la elevada potencia de las bombillas de las farolas, con una media superior a las 160 vatios.