Noche cerrada en la costa de la isla antillana de Curaçao. Un pesquero cargado con 1.500 kilos de cocaína zarpa con destino a África. La embarcación navega mientras la oscuridad le protege. Tan pronto como la luz del alba abre la mañana, el pesquero para máquinas. La tripulación cubre con una enorme lona azul el navío, que durante todas las horas de luz permanece al pairo, a merced de las olas. Y así una jornada tras otra hasta que, al cabo de entre cinco y 15 días de viaje nocturno y descanso diurno, la embarcación arriba a las costas del África occidental. El camuflaje, aunque puede parecer burdo, es efectivo para que, en la inmensidad del Atlántico, un barco de pequeño tamaño evite ser detectado desde el aire.

Esta compleja maniobra marítima forma parte del amplio repertorio de procedimientos logísticos que los cárteles suramericanos han desarrollado para poder explotar al máximo las posibilidades de África para el traslado de la cocaína hasta Europa. Además de pesqueros, las redes mafiosas colombianas, venezolanas y brasileñas están empleando de forma masiva avionetas para trasladar la droga hasta África creando un auténtico puente aéreo de la cocaína.

Entre Suramérica y África se reproduce actualmente lo que ocurrió durante los años 80 y 90, en que decenas de avionetas transportaban cargamentos de cocaína de México a EEUU. Ahora, las mafias compran avionetas del tipo Cessna, que cuestan 330.000 euros en el mercado negro, a las que añaden un segundo depósito. "Llenan el primero de los depósitos de combustible para que pueda hacer el trayecto entre las costa suramericana y la africana sin repostar. En el segundo es donde se colocan entre 500 y 900 kilos de coca", explica Amado Philip de Andrés, representante Regional Adjunto en la Oficina de las Naciones Unidas contra las Droga y el Delito (ONUDD).

Las innumerables playas de Mauritania o las recortadas costas de Senegal o Guinea Bissau son las principales pistas de aterrizaje para las avionetas. "En tierra, dan sus coordenadas y miembros de grupos criminales locales van al lugar del aterrizaje a descargar la mercancía", añade Amado Philip de Andrés. A la ONU le preocupa la intención de las mafias de penetrar en la región del Sahel a través de Mauritania. "Quieren convertir el desierto, aprovechándose de su difícil control, en una zona de almacén de cocaína y desde la que montar operaciones de envío de droga".

La ruta marítima se ha consolidado, según la ONUDD. El medio para trasladar la droga son sobre todo barcos pesqueros o cargueros y, en menos ocasiones, yates privados. "En su mayoría se trata de barcos que ya estaban en desuso y que las mafias compran y reparan", señala De Andrés. Los barcos, que suelen tener su punto de partida en islas como Curaçao (Antillas Holandesas), acostumbran a tener la tripulación africana y un capitán europeo. Sus destinos suelen ser países como Senegal, Guinea Bissau y Liberia.

DE UN SOLO USO "Se acercan a la orilla africana y descargan la cocaína en pequeñas embarcaciones que acuden a su encuentro y que son las encargadas de trasladarlas a la costa", explica este responsable.

Eso sí, tanto las avionetas como los barcos suelen ser de un solo uso. Una vez que han transportado la droga, quedan abandonados. Hasta África, sea por barco o avión, la droga suele llegar en grandes cantidades. Sin embargo, una vez que inicia el recorrido africano hacia Europa la droga es distribuida en cantidades mucho más pequeñas. Además, la cocaína de un mismo cargamento puede ser subida hasta Europa por rutas muy distintas. Algunas partidas vuelven a ser recolocadas en embarcaciones hacia las Canarias y después a España. Otras son trasladadas camuflándolas entre los cargamentos de los principales productos que exportan esos países africanos, como pescado congelado, frutas, artesanía o maderas.

HACIA ESPAÑA O ITALIA Otras partidas de cocaína son cargadas en todoterrenos y camiones que eligen la ruta más conveniente en ese momento. "Pueden optar por subirlo a través de Marruecos o Argelia, pasando por Mauritania, o de Libia, pasando por Níger", cuenta este responsable de la ONUDD. El objetivo es enviar la cocaína hasta la costa del norte de África. De allí, es trasladada a España o Italia en barcos.

El transporte por el territorio africano ha sido subcontratado a las mafias locales, sobre todo de Nigeria, Ghana y Liberia. "Los suramericanos son los cerebros aunque las mafias africanas cada vez ganan más cuotas de poder en este negocio", dice De Andrés, que señala las particularidades de las mafias locales. "No se trata tanto de grupos jerarquizados y sólidos, sino de individuos que se reúnen para realizar un determinado trabajo y, una vez acabado, se disuelven".