Desde que fue elegido Papa en el 2013, a pesar de las resistencias y a menudo enfurecidas reacciones de sus opositores, Jorge Mario Bergoglio no ha parado en su propósito de dejar patas arriba a la Iglesia católica, fuera y dentro del Vaticano. No obstante, nunca antes se había mostrado así de autocrítico. «En el Vaticano, hay corrupción», admitió el Papa argentino, en una conversación en noviembre pasado con los superiores de las órdenes y congregaciones religiosas y ahora revelada por el jesuita Antonio Spadaro, uno de sus más íntimos confidentes.

«Pero yo me siento en paz. Si hay un problema escribo una nota a San José y la pongo debajo de la estatua que tengo en mi habitación (...) ¡Y ahora es él el que duerme sobre un colchón de notas!», continuó Francisco. «Por esto, duermo bien. Es una gracia de Dios. Duermo siempre seis horas. Y rezo. Rezo a mi manera», añadió. «El Señor me regaló la paz. Esperemos que no me la quite», puntualizó no obstante.

«El día en el que se llevó a cabo la entrevista -25 de noviembre- el Papa no estaba muy bien de salud, tenía bronquitis, y aún así se expresó con una vitalidad increíble durante más de tres horas», contó a este diario Spadaro, quien publicó el texto integral de la conversación en el semanario que dirige, La Civiltá Cattolica, cuyos miembros fueron recibidos ayer en audiencia privada.