El príncipe Felipe celebró ayer los 35 años soplando las velas de una tarta de chocolate al son del Cumpleaños feliz y en compañía de su padre, el rey Juan Carlos . Más o menos lo habitual en este tipo de conmemoraciones, si no fuera porque el Príncipe se comió el pastel y aguantó la tonada durante una visita que padre e hijo realizaron a la base militar de Bétera (Valencia), cuartel general de la OTAN.

Como hizo el Rey desplazándose a Bosnia cuando cumplió 60 años, el Príncipe celebró los 35 junto a algunos de sus compañeros de la 44 promoción de la Academia de Zaragoza destinados, como oficiales, a la base de Bétera. El ministro de Defensa, Federico Trillo, que actuó de anfitrión, fue el primero en felicitar al Príncipe y anunció que los compañeros de Felipe de Borbón querían felicitarle "en nombre de todos y del Ejército".

Dos soldados, chico y chica, sacaron una pequeña tarta con 35 velas, al tiempo que los presentes entonaron un rotundo Cumpleaños feliz con arreglos de marcha militar. En pocos segundos quedaron apagadas las 35 velas y el Rey se acercó a su hijo para felicitarlo con un par de besos.

Enfundado en su uniforme de campaña de comandante del ejército de Tierra, el Príncipe acabó por emocionarse y aunque admitió su "timidez", agradeció "el detalle y la sorpresa", sobre todo por venir de sus compañeros de academia. Entre bromas, el Príncipe pidió que se identificaran los "responsables" del homenaje, que fueron acercándose a la mesa presidencial para saludarlo y compartir recuerdos de estudios en Zaragoza.