MILITAR

FALLECIÓ EL DÍA 10 DE MARZO EN ZARAGOZA, A LOS 94 AÑOS

Bernardo Álvarez Iglesias, militar, falleció la semana pasada en Zaragoza a los 94 años. Estaba viudo y tenía hijos, nietos, dos biznietas y hermanos, entre otra familia. Se alistó en la División Azul a la que se incorporó como sargento en julio de 1941 siendo destinado al Batallón de Zapadores 250. El 27 de abril de 1942 se le concedió la Cruz de Hierro de segunda clase. Fue uno de los episodios más intensos de su larga carrera castrense.

La División Azul se desplegó en la antigua ciudad rusa de Nóvgorod y el Batallón de Zapadores tenía su puesto de mando dentro del Kremlin (recinto amurallado), donde estaba la catedral ortodoxa de Santa Sofía, la más antigua de Rusia, con cuenta con cinco cúpulas rematadas en cruces.

El 4 de julio de 1942, mientras se celebraba una reunión de los mandos españoles, se produjo un intenso ataque de la artillería rusa. Algunos proyectiles impactaron en la catedral y desmoronaron sus cúpulas doradas.

Los zapadores españoles recogieron de entre los escombros una de las cruces de la catedral. El 3 de febrero de 1943 el comandante Alfredo Bellod Gómez "ordenó directamente" al brigada Bernardo Álvarez Iglesias que trasladara la cruz a la Academia de Ingenieros del Ejército de Tierra aprovechando su viaje de repatriación a España. Embarcó con la cruz el 20 de febrero y el 5 de marzo llegó a Burgos, donde la entregó al coronel de la Academia.

En 1976, el entonces comandante de Ingenieros Bernardo Álvarez Iglesias elaboró un informe en el que daba cuenta del traslado de la mencionada cruz del que fue responsable siendo brigada de la tercera compañía del Batallón de Zapadores 250.

La cruz, de más de dos metros de altura y otros dos de ancho, montada sobre alma de madera y hierro, está recubierta de latón dorado. Un sol de rayos recortados adorna su cruce y la corona una paloma de hierro forjado.

Fue restaurada y conservada durante más de 60 años en la Academia de Ingenieros, hoy situada en El Hoyo de Manzanares (Madrid), hasta que el 11 de noviembre de 2004 fue devuelta por el entonces ministro de Defensa, José Bono, quien la entregó en Moscú al patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa. Era un gesto simbólico que ponía fin a las tensas relaciones bilaterales. Algunas voces hablaban de saqueo o botín de guerra por parte de los voluntarios españoles."Nunca fue considerada como un botín, sino que siempre la vimos como un objeto sagrado", según el general José Luis Aramburu Topete, exdirector de la Guardia Civil, que fue capitán del Batallón de Zapadores en la División.