El arte de los fuegos artificiales no es solo cosa de los valencianos. Así lo lleva demostrando desde hace más de un siglo Pirotecnia Zaragozana, que es una de las empresas líderes del sector en España. La tragedia sufrida ayer en sus instalaciones en el barrio de Garrapinillos, donde fallecieron cinco trabajadores, empaña una trayectoria plagada de éxitos a nivel empresarial y también artístico, con numerosos reconocimientos en concursos nacionales e internacionales de este oficio. Fundada en 1860, a principios de este año abrió una nueva etapa en su larga historia al dejar de ser una compañía familiar, ya que fue adquirida por el grupo francés Etienne Lacroix.

En la actualidad contaba con una plantilla de alrededor de 40 trabajadores, entre ellos, técnicos especializados, ingenieros o químicos. En su fábrica, a unos nueve kilómetros de la capital aragonesa, dispone de más de doce hectáreas y 82 casetas en las que elabora los productos pirotécnicos que comercializa en medio mundo. No en vano, la exportación es una de las señas de identidad de la compañía.

Con la caída de las ventas en el mercado nacional a raíz de la crisis --se calcula que el sector ha perdido un 40% de su negocio--, Pirotecnia Zaragozana ha apostado fuerte por el exterior. Antes vendía fuera en torno al 30% de su facturación, una cifra que ha elevado hasta el 40% en los últimos años. Los cielos de Reino Unido, Dinamarca, Francia, Suiza, Canadá, Alemania o Bélgica, entre otros países, se iluminan con cierta frecuencia con sus fuegos artificiales.

La multinacional Etienne Lacroix cerró el pasado enero la compra de Pirotecnia Zaragozana, que se integró en su filial Ruggieri, líder europeo en la creación y realización de espectáculos pirotécnicos. El cambio de propiedad no afectó a la gestión, que siguió estando en manos de los mismos administradores, pero sirvió para relanzar su actividad con el objetivo de convertirse en el mayor fabricante de elementos pirotécnicos de España. En estos momentos ocupa el tercer puesto en el ranking de un sector muy tocado por la crisis.

Crisis del sector

Para lograr esa expansión, Etienne Lacroix había diseñado un ambicioso plan de negocio. De hecho, la compañía francesa había previsto inversiones para modernizar la fábrica de Garrapinillos y adquirir nueva maquinaria. Recientemente había gastado 150.000 euros en una nueva gama de productos que iba a empezar a fabricar a escala industrial.

La aparición de China en el mercado y la caída del presupuesto de las administraciones públicas han provocado el cierre de muchas empresas. Pirotecnia Zaragozana ha sabido resistir, en parte gracias a las exportaciones. Pese a todo, ha perdido una veintena de empleos en los últimos ocho años, aunque en el 2014 ya elevó su facturación un 7%, hasta los 3,1 millones de euros.