La reapertura de los viejos juzgados de la plaza del Pilar está pendiente de una apuesta política, la del Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza. Los técnicos de ambas administraciones ya han hecho su trabajo y las cifras de readaptar el edificio, al menos en lo que se refiere al Ejecutivo autonómico, están calculadas y a falta de un proyecto constructivo que les dé forma definitiva. Así se enmarca la estimación de «unos dos millones de euros» que se calcula que valdrían todos los trabajos a ejecutar. No tanto de limpieza o reparación, ya que el estado de conservación todavía es bueno, sino también el de readaptarlos a sede administrativa e incluso instalar departamentos como el de Ciudadanía y Derechos Sociales.

Son cálculos que ya maneja el Departamento de Hacienda del Ejecutivo autonómico, una estimación que supondría habilitar más de 25.000 metros cuadrados de oficinas en el centro de Zaragoza, en la plaza del Pilar. Estos se repartirían en unos 10.000 metros cuadrados en la edificación más antigua, la que da a la propia plaza, y otros 15.000 en las sucesivas ampliaciones que se realizaron en los antiguos juzgados. Hace tres años y medio que dejaron de funcionar como sede judicial de referencia en la capital aragonesa y puede que este mismo año salgan del letargo del desuso. De hecho, podría ser el primero en hacerlo porque los planes para este inmueble tienen mucho más que aproximaciones a los costes.

FLECOS DEL REPARTO // Desde la DGA explicaron que la propia consejería de Ciudadanía y Derechos Sociales que dirige María Victoria Broto tiene consignación presupuestaria en las cuentas autonómicas del 2017, que acaban de recibir el visto bueno en sede parlamentaria. Pese a que el departamento aún no tiene una decisión tomada al respecto y a sabiendas de que, tal y como adelantó ayer EL PERIÓDICO, existe un principio de acuerdo para la reapertura de este inmueble de forma conjunta con el ayuntamiento, de momento prefieren ser prudentes y solo reconocen que está en estudio. Pero en cuanto haya proyecto y cálculo de costes aproximado de lo que supondrá mover hasta allí las cinco sedes actuales del departamento en la capital aragonesa, el impulso político puede ser relativamente rápido.

No obstante, se actúa desde el Gobierno aragonés con cautela. Y teniendo en cuenta que las negociaciones con el consistorio se deben retomar enseguida. Con el presupuesto de Aragón ya aprobado, habrá que cerrar los pequeños flecos que restan. Concretar, sobre todo, qué parte de las nuevas dependencias podrían dedicarse a un uso municipal.

Lo que está definido en ese principio de acuerdo adelantado por este diario comprende el edificio más antiguo y los espacios comunes. En este sentido, tanto el ayuntamiento como el Ejecutivo autonómico están de acuerdo en compartir toda la planta baja del enorme edificio que da a la plaza del Pilar. Especialmente en lo que se refiere al que será vestíbulo principal de esta futura sede administrativa. En este caso, será común, a las dependencias de la DGA y a los usos que decida el consistorio, que sigue sin definir su apuesta política.

También tiene claro la comunidad autónoma que las dos plantas ubicadas en los sótanos de los antiguos juzgados serán para uso exclusivo del Ejecutivo autonómico. Se reutilizarán como garajes para solventar los problemas que puede suscitar para mover hasta allí a centenares de funcionarios dependientes del departamento de Broto. Si es que es el único que se traslada allí, puesto que desde Hacienda también se está estudiando la posibilidad de llevar las dependencias de la Dirección General de Tributos.

Pero no es el único fleco por cerrar. El otro escollo relevante afecta al Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) que recauda el consistorio. La DGA parece estar dispuesta a negociar la titularidad para no tener que abonar el recibo, mucho menos de los 8.500 metros cuadrados que el ayuntamiento tendría en uso. Y tal vez este sirva para devolver el adelanto del dinero de las obras de readaptación en la parte que acabe gestionando el consistorio. Por ahora son solo tanteos. Toca sentarse de nuevo y plasmarlo en el papel.